domingo, 23 de diciembre de 2007

Mi primer post ¿serio? XD

No es que sea realmente serio, sino la primera cosa que voy a publicar sin que sea un "hola, esto acaba de nacer". Os dejo con mi primer fic yaoi, ambientado en el videojuego Kinf of Figthers y la pareja protagonista está formada por Iori (Iori-samaaaaa *¬*) y Kyo.

Me he dado cuenta de que es un poco grande para un solo post, así que lo iré publicando poco a poco ^^U.


Memories and Tears

El día daba paso a la noche. La luz del anaranjado astro era engullida por las purpúreas tinieblas de la luna. Dos tristes ojos castaños la miran hoy a través de una ventana. No la miran con romántica admiración sino con añoranza, angustia y tristeza. Añoranza por el tiempo pasado, Angustia por no querer vivir sin él y tristeza porque sabe que jamás le volverá a ver. Se viste con la misma ropa que aquel día. Sus pies le llevan por calles poco iluminadas pues su corazón está más cómodo en las púrpuras tinieblas de la noche. Mirando a los lados y a ninguna parte en particular mientras en su cabeza se agolpan los recuerdos y por sus ojos pasan escenas por aquellos rincones vividas. Tantos sentimientos y tantas sensaciones de las que ahora sólo queda el recuerdo.

Ya he llegado al lugar. Pasen los años que pasen siempre vendré aquí el día de tu cumpleaños. El bar no ha cambiado en absoluto. Me siento en la misma mesa y pido lo mismo que aquella primera vez que vine a verte. Quería ver esa parte de ti que emocionaba y apasionaba a jóvenes de ambos sexos por igual con la perfecta armonía que formaban tu cuerpo y tu voz sobre el escenario mientras acariciabas las cuerdas de tu guitarra, quería ver cómo eras fuera de los combates y entender si mi ansia y mi angustia por no verte eran simplemente afán de superación, el querer escapar de la rutina en la que me veía aprisionado o tal vez algo más. La camarera se demoró un poco pero al fin trajo lo que le pedí, un Jack Daniels con hielo. Di unos tragos al vaso como si lo necesitara para recuperar las fuerzas y seguir con mi dulce tormento.

La primera vez que te vi sobre el escenario me sentí como si me hubieran abierto las puertas del mismo cielo. Pantalones de cuero negro atados por los lados, una camisa de seda negra abierta hasta el segundo botón dejando ver tus fuertes pectorales, dejando ver algo más de tu nívea piel. Tu pelo rojo, tus ojos púrpuras y tu profunda voz te daban ese toque tan salvajemente sensual y arrebatador que me dejó extasiado desde aquel momento. Estuve todo el concierto sin hacer otra cosa que escuchar tu profunda voz y observar cada uno de tus movimientos. Te veías perfecto, sublime y eso me gustaba a la vez que hacía crecer en mí una gran inquietud. Tras esa ascensión a los cielos, en mi purgatorio se hacía cada vez más larga la espera hasta nuestro próximo encuentro. Las peleas se iban haciendo cada vez más infrecuentes, con lo que sólo me quedaban los conciertos. Pasaba el tiempo hasta que un día comprendí lo que crecía cada vez más en mi interior: un amor ardiente por el deseo y la pasión por hacerte mío.

Una noche celestial entre tantas me enteré de la fecha de tu cumpleaños, me armé de valor para ir a verte a tu camerino para saber si te apetecía algo especial para ese día, pero al llegar al pasillo de los camerinos creí morir… Estabas en brazos de otro hombre, bueno, más bien un jovencito de unos 18 años que se te acercó en el momento adecuado. No lo podía creer, no podía creerme que hubiera alguien más en tu corazón. Salí de allí rápidamente, dando tropezones con lo que había por el corto pasillo, tropezando en la pista con la gente y lo mismo en la calle. No paré de correr hasta llegar a mi apartamento. Aun hoy ignoro si me viste entonces, pero ahora ya no importa. Lágrimas rebeldes escapaban de mis ojos aun en contra de mi voluntad. No entendía la razón de esas lágrimas, no entendía cómo podía amar a quien me habían inculcado que debía odiar por el maldito pasado de nuestros clanes. No podía, no debía amarte, pero sin embargo ya no podía hacer nada, era como si me hubieras envenenado, porque el no poder tenerte me dolía en el corazón. Al poco tiempo me enteré de que una de tus aficiones eran los jovencitos y jovencitas que al pie del escenario clamaban por tu amor y que usabas para divertirte una noche. Un aplauso Iori, muy típico de ti.

Sabiendo eso mi corazón ya no se encogía tanto por el dolor pero no se recuperaba, pues aunque fuera por una noche, quería ser tuyo. Tu cumpleaños llegó y fui a verte cantar con un regalo en las manos. Cuando bajaste del escenario fui a los camerinos a toda prisa para que nadie más se me adelantara y lo logré, incluso llegué antes que tú y decidí esperar a que entraras, en silencio, sentado en una silla, con la mirada fija en la puerta y con el corazón desbocado. Cuando entraste y me viste allí tan sólo pronunciaste “Kusanagi” y al ver mi falta de reacción decidiste ignorarme. Reaccioné lo más pronto que pude, decidido a darte tu regalo.

“Iori. Me gusta mucho como tocas la guitarra y como es tu cumpleaños pensé que esto te gustaría.”

Fue todo lo que fui capaz de articular cabizbajo para intentar ocultarte el rubor de mis mejillas. Cogiste la pequeña cajita que te ofrecía, con algo de extrañeza pero al abrirla sé que te sorprendiste un poco. La tomaste en tus manos y la examinaste unos instantes. Una púa plateada con una luna creciente grabada en uno de los lados y en el otro tu nombre. Un vago “gracias” salió de tu boca. Me quedé clavado en el suelo, sin saber que hacer, pero unos acordes de guitarra me sacaron de mi mundo interno. Me giré y te vi probando la púa. Un tímido “¿Te gusta?” salió inconscientemente de mi boca antes de que me diera cuenta. “Has sabido elegirla, te felicito Kusanagi” fue tu sarcástica respuesta. Cerraste los ojos y te pusiste a tocar. Escuchaba los acordes de tu guitarra con los ojos cerrados, intentando imaginarte y conocerte más allá de tus impuestas fronteras. Ignoro cuanto tiempo pasé con los ojos cerrados perdido en mis imaginaciones pero tras un leve y distraído suspiro de deseo algo realmente inesperado me devolvió a la realidad: tus labios.

Tus finos labios, de los que tantas veces salían insolencias e insultos y dibujaban en tu rostro crueles y sarcásticas sonrisas siempre que nos encontrábamos, ahora me inspiraban algo totalmente distinto pero igual de intenso que el odio: eran amor y pasión ardientes como nuestras llamas y yo intentaba luchar inútilmente contra las que ahora ardían en mi corazón. Entre mis fugaces divagaciones noté tus fuertes brazos rodeando mi cintura y tu lengua adentrándose en mi boca, desafiante, retándome a una nueva lucha y decidido a no perderla. Te atraje más hacia mí pasando los brazos por encima de tus hombros y me entregué al combate, dejando a mi autocontrol ser pasto de las llamas de un incendio provocado por una chispa de color púrpura y que crecía más y más a cada momento, llevándome al punto de desear poseerte y ser yo poseído por ti.

Te detuviste y te separaste de mi escasos instantes que a mi me parecieron horas en los que sólo podía mirarte a los ojos desafiante, listo para tomar lo que deseaba en caso de que me lo negaras ahora, más lo que hiciste fue desabrochar mi camisa con tus poderosas manos mientras me mirabas con lascivo deseo. Con la caída del último botón te lanzaste a besar, lamer y mordisquear mi cuello. Suaves gemidos escapaban de mi garganta a cada uno de tus movimientos. Aprovechándome de tu cercanía fui desabrochando tu camisa poco a poco para poder disfrutar del tacto de tu nívea piel, el firme contacto de tus pectorales y sentir lo más cerca posible el calor de tu piel. Te diste cuenta de mis intenciones, me lo hiciste saber con un mordisco algo más fuerte que los anteriores.

“¿Tanto me deseas Kusanagi?”

Fue lo que salió de tus labios al separarlos de mi cuello. Ese tono sarcástico, esa sonrisa malévola, fue como un resorte que me hizo saltar.

“No sólo te deseo sino que te haré mío lo quieras o no.”

Fue mi respuesta, en un tono acorde con el tuyo. Me miraste divertido, como si fuera una marioneta bailando a tu compás.

“Entonces abróchate la camisa y sígueme"
En otro post sigo, que sino queda muy largo.
Matta ne ^^

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