jueves, 31 de diciembre de 2009

Un año que muere y otro que está por nacer...





















Destino...

Es el significado de este kanji. Me gusta porque es sencillo, pero bonito a la vez. Como la vida misma. Este año que termina ha estado lleno de todo tipo de momentos: tristes, felices, sorprendentes, que se veían venir de lejos, fáciles, difíciles, tiernos y crueles... Pero no cambiaría ninguno de ellos por nada del mundo. El superarlos es añadir una pieza más al puzzle de mi destino.

No sé que destino será, pero sé que rodeada de los míos, familia, pareja, amig@s... Podré con cualquier cosa que se presente ante mí, de la misma manera que yo quiero ser un apoyo para que ellos hagan lo mismo.

Por eso, al comenzar el nuevo año, creo que tod@s deberíamos tener presente estas palabras:

"No importa de donde vienes, sino a donde vas.
Vuelve la vista si necesitas recordar el motivo de tu viaje, pero nunca para lamentarte por lo que se quedó en el camino."


Feliz 2010 a todos ^^

domingo, 20 de diciembre de 2009

Crónica del salón del cómic 2009

Este fin de semana ha sido movidito... Stand, actividades, musical, desbarradas... Todo ello, acompañada de gente que, de una manera o de otra, es importante para mí en algún sentido. Sólo hubiera sido mejorable si hubieramos tenido una nevera llena de cocacolas xD. Coñas aparte, ha sido genial.

El viernes por la tarde, todo eran nervios porque el DVD con los musicales de Love Hina y Basilisk no estaban listos (maldito formato hijodesatán), la gente estubo algún rato repasando el guión de Nana, faltaba algún detalle de escenografía... pero aun con todo conseguimos pasar una buena tarde, tanto en el stand, como con la gymkana de Samurai Sentai, comprando cosas en el stand de Arashi (el Zampanime 2, un taladro de Gurren Lagann y un dragoncito morado ^^), comprando el weezine y pidiendo firmas como una fangirl. Por si alguien lo dudaba, sí... me llevé de calle el torneo de Tetris, espantando a un amigo de Lancer que me había desafiado antes del torneo xD. Tras cerrar, nos fuimos cada uno a nuestra casita (tras una agradable cena en el "Fortuna" con amigos de Arashi), que había sueño, nervios y algo muy muy importante al día siguiente.

Sábado. Me despierto, fallo la tirada de voluntad para desayunar algo más de una taza de té, me visto, envuelvo el regalo de Ceciiiiii para el amigo invisible, cumplo lo que mi madre me ha pedido que haga entre maldiciones de diversa índole y llego al salón un poco más tarde de que abran y seguí la tónica habitual: del stand de Mangaku al de Arashi, de Arashi a Mangaku y algún que otro paseíco por los pasillos hasta el stand de loss Wee´s o para ver tiendas, sufriendo horriblemente debido a mi sequía económica. Comidita en el London con Sato, Bea, Pipe, Wargo, Duenda, Adri, Lancer, Juanje y perdón si me dejo a alguien. Sobremesa larga y menos mal que pude entrar al salón un cuarto de hora antes al ir tras Sato con paso decidido, que yo no tenía pase de expositor. Todos los años hago lo mismo, espero que no me pillen xD.

Y menos mal que entré y puse el stand en marcha, que el resto de la gente llegó tarde xD. Juanje me regaló un ChibiCthulu y una camiseta de los ninjas papales ^^. También me inscribí al concurso de karaoke, llevando mi canción en un mp3, el cual empezó horrorosamente tarde (¿A quién se le ocurriría que se puede hacer un concurso de karaoke sin equipos de sonido?), con lo que llegué al Centro Cívico Universidad a eso de las 21.15 tras ir a mi casa a coger los bartulos. Ensayo general, nervios, indicaciones al tecnico, ginchada de telón, ginchada de reproductor de música,... pero al final, llenamos sala, salió bien y, lo más importante, nos lo pasamos bien. Sí, tuvimos a un@s cuant@s Jilipollas (y soy bien consciente de que lo he escrito con J, pero es que no quiero ofender a los Gilipollas, respeto ante todo), dando mal por mucho que se les pidiera educadamente que se callaran. Vanesa al final saltó, pero bueno, se le pasó pronto.

Me sentí algo nerviosa en la escena del concierto de Trapnest, aunque me relajé bastante al ver a Noelia haciendome caras desde abajo, intentando no reírme, y lo mismo me pasó al ver a Frikipez, Honu-boy y los demás en ambiente de concierto 100%. Sólo os faltaba un mecherito a cada uno, estabáis monísimos xD. Y bueno... de la escena del hotel... Maldito sea el corcho de la botella de champán, que se rompió justito antes de empezar el musical cuando pedí que me la abrieran. Al menos se pudo apañar con un par de frases, pero lo malo es que se abrió en el maletero de Mako. Cuando bajé del escenario, la verdad es que me emocionó que un par de personas, a las que no conocía de absurdamente nada, me felicitaran por cómo canté (aunque fuera en teleñeco mode on). Me impresionó bastante.

Tras calmar los ánimos y recoger todo, hicimos el amigo invisible. A Ceci le gustó el minijardín zen que le compré y a mi me gustó mucho el juego de dos vasos y jarrita de saque que me regaló Frikipez. De ahí fuímos al chino de vía Hispanidad cenar y a beber sangría como campeones, saliendo de allí a las 3 de la mañana tras muchos chistes y pagar la cuenta y llegando a casa media hora después.

El día de hoy ya ha sido más relajado, empezando la mañana con buen pie, corriendo por los pasillos del salón con Vernika y Honu-boy para abrir el stand por que Vanessa me había berreado desde el coche de Mako que corriera dentro para abrir el stand. Mi contestación: un "joooooodeeeeeer..." alegremente resignado xD. He conseguido mangas gratis y un budujo de una de las chicas de Estudio Kosen (más maja ella). El concurso de cosplay ha estado bastante bien, pasando por alto la ... tontería que la ganadora del premio a la mejor actuación (que encima se ha quejado del premio, manda huevos ^^U). Ha ganado una chica que iba de España de Hetalia, en versión siglo XVIII. Incluso se había hecho a mano el peluche que llevaba, me he quedado a cuadros. No hemos conseguido finalmente la firma de Ken Niimura, pero es que parece que el señor tiene la costumbre de marcharse antes de hora y sin avisar.

Nos hemos hecho fotos de familia al recoger todo, dado abrazos, le he mordido el dedo a Lancer (fue en defensa propia xD), he "mokoneado" con Noelia, lanzado veneno, vendido cosas, reído hasta llorar,... Y todo eso, gracias a vosotr@s, las personas con las que he compartido este fin de semana, con sus alegrías, sus penas, cabreos, nervios y todo en general (creo que sólo nos ha faltado dormir juntos). Os quierouuu.

martes, 8 de diciembre de 2009

Un relato de mi amigo Jenophon

Como estoy de parón dese hace un tiempecillo (soy una mujer ocupada, qué se le va a hacer xD), voy a aprovechar que me ha mandado este precioso relato, que me ha dado permiso para compartir con vosotros/as. La temática va bastante de la mano con la del resto de los relatos que suelo escribir y no es manganime, pero creo que os gustará. Además, lo ha escrito un hombre, cosa que suele verse más bien poco.

Se abre el telón...

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I


Si cerraba los ojos casi podía sentirse flotar en un mundo aparte: frío y oscuro, pero en el que no existía la decadencia ni el dolor: sólo el agua rodeándole.


Abrió los ojos y vio el frío sol de invierno recordándole la urgencia de su misión. Se levantó, con el agua llegándole por la cintura, y se ajustó la correa en el pelo y en la barba. Al mirar su reflejo pudo comprobar que la sangre había desaparecido por completo y una pequeña parte, a la que procuraba acallar, lamentaba que así fuera. Un trozo de su alma, que dejó sumergido en el agua mientras volvía a donde había dejado la ropa secándose, deseba que apareciera alguna marca, alguna mancha imposible de retirar. Una parte de su alma quería que el mundo no fuera igual tras haber matado tres personas.


Cuando se ajustó el cinto y la capa de lana volvió al solitario camino. Al pasar al lado de los cadáveres a la vera vio uno al que el casco tapaba la cara por completo; casi sin darse cuenta, movido por una mezcla de pena y compasión, le retiró el casco y dejó que su cadáver le mirase con ojos vacíos.


- Este es tu castigo contra mi, hurrita. Maldíceme si lo deseas ahora que ves a tu asesino. - En el perdido valle de la montaña sólo el viento le respondió.


Le dejó atrás, a él y a los otros, que quedaron los ojos abiertos, mirando a Arinna. A las horas llegó a la brecha entre picos que anunciaba la brecha de Kizzuwatna y se detuvo para contemplar la bajada del valle. El camino serpenteaba entre la corta hierba y la poca nieve que quedaba, para perderse en la espesura, metros debajo suya: casi no se habría adivinado la senda a seguir sin conocer el lugar. Subiluliuma respiró hondo el frío aire y comenzó la bajada: un príncipe de Hatti se adentraba en tierra de Mittani.


II


Cuando distinguió al hombre temió que le estuvieran emboscando, pues los hurritas jamás caminarían solos guardando el paso. ¿Estarían acaso advertidos de su misión? Agachado entre los arbustos, ocultó el escudo y se deshizo de la capa y equipaje bajo el mismo. Con la cota de lana podrían atravesarle con lanzas, pero con el metal bruñido deslumbrando habría sido un suicido acercarse. De todas formas los Hurritas eran valientes a caballo, en tan abrupto lugar bastaría con matar uno para poner al resto en huida.


Mientras encontraba un lugar donde observar y preparaba la pequeña lanceta notó que la sangre se le agolpaba en las sienes. Aún poniendo en huida al resto ¿que conseguía? Habría de agilizar su misión, y desde luego olvidarse de volver por el paso del Eúfrates. Nervioso como estaba, apenas pudo distinguir la sombra, grande como un oso, que se alzó a su espalda. Tan sólo un leve crujido le hizo reaccionar y apartarse para evitar que el hacha de aquel guerrero le partiese en dos el cráneo, más hizo trizas la lanceta y arrojó al príncipe a los matorrales.


Con Subiluliuma tendido, no le fue difícil al desconocido acertarle en la espalda antes que se incorporase. El dolor le cubrió de pies a cabeza y sólo con un gran esfuerzo pudo girarse para encarar al gigante con una pequeña espada recién desenvainada. Subiluliuma se lanzó, para si no al menos acuchillarle, al menos enfrentarse a él de pie, más el hombre pudo apartarse pegando su cuerpo a un árbol. El hacha de madera volvió a recorrer el aire camino de la cabeza del príncipe, pero este ya esperaba el movimiento, se agachó y le ganó terreno a su corpulento enemigo echándose sobre él, que no pudo retirarse mas allá del árbol.


Bastó un tajo certero para abrir una herida en el brazo que portaba el hacha. Éste, quizás por el dolor o la sorpresa, soltó la pesada arma. El desconocido, que luchaba con furia, pareció ignorar lo mortal de su situación y se abalanzó. Esta vez fue Subiluliuma quien lo esquivó, propinándole un fuerte golpe en la cabeza que lo dejo tumbado e inconsciente.


Aún jadeando de miedo, y con un horrible dolor en la espalda, el príncipe observó al guerrero. Iba solo, desde luego - pues el resto de los Hurritas que le podrían haber acompañado no habrían dudado en coserle a flechas o atacarle en grupo en cuanto hubieran tenido la ocasión - y se había preparado igual que el para tan extraña batalla: desnudo excepto una cota de cuero y una cincha con una daga que no había llegado a sacar. Le extrañó, pues los Hurritas tenían ojos de jinete, apenas podrían haberle visto en la espesura y habría sido el quien les hubiese sorprendido, como en el paso de Kizzuwatna.


Dio la vuelta al cuerpo tendido con el pie y escudriñó sus rasgos: pelo y barba morenos y poblados, bien cortada pero luciendo ya canas. Corpulento y peludo, no parecía uno de esos Hurritas que tapaban con tinte sus canas y pintaban sus ojos fingiendo ser reyes de los tronos gemelos. Tras un rato pensando se cercioró que el desconocido no se movería y marchó por una cuerda.


III


El hombre se despertó horas mas tarde, y forcejeó contra los nudos del hitita antes incluso de darse cuenta donde estaba. Subiluliuma había descubierto su caballo, oculto en las estribaciones, y le había llevado en parihuelas hasta que el anochecer les sorprendió en la tierra de Hurri. Ahora, a la luz de una pequeña lumbre, descansaba entre el mar de colinas.


- Me has servido bien, buen hombre. - Dijo el príncipe cuando se percato de la fría e suspiciosa mirada del desconocido. Se quedó mirándole en silencio un rato largo tras la hoguera. El brillo en los ojos del hombre le inquietaba por dentro: por fin desde hacia días miraba a la cara de un guerrero vivo, y no alguien al que había matado en celada.


- No eres Hurrita, hombre. Tu caballo no esta adornado, tus armas no son lujosas y tu aspecto - le señaló con una mano mientras con la otra sostenía una lanceta - no es el de un Señor de los caballos. ¿Quien eres? ¿Quien te envía?


- Mátame ya maldito crío. Deja de jugar conmigo. - algo se movió dentro del príncipe, como si en la desidia del hombre por su vida se encerrara la maldición de todos los hurritas muertos por sus manos.

Se acercó al hombre, dejando la lanceta clavada en el suelo. - No deseo matarte - le replicó - deseo saber lo que te he preguntado. Sólo. Nada más.


- ¿Y me dejaras ir tras eso imbécil? - dijo cínico. Subiluliuma señaló el arco que descansaba junto al caballo.

- Puedo acertar a una liebre desde muy lejos. Si pienso que no eres peligroso dejaré la lanceta ahí clavada - señaló al otro lado de la hoguera - y a ti atado de pies y manos. Cuando me pierda en el horizonte podrás cortar las cuerdas y serás libre, pero si intentas algo antes te dispararé. Y atado eres mejor blanco que una liebre.


El hombre quedó pensativo un rato y al final habló.


IV


- Mi nombre es Hikkul, de Aleppo. Me gané la vida como soldado y estuve presente cuando expulsamos a los hombres de Azzi. Nuestros escudos defendieron muchas veces los caminos a tu pueblo, hombre de Hatti. Pero hace ya dos años llegaron los Mitannos, que tu llamas hurritas, y con sus bestias prendieron fuego a Charchemis y a mi Aleppo. Matando mujer e hijos.


El silencio volvió a hacerse con la pequeña isla en el mar de oscuras colinas, con los hombres sólo iluminados por la crepitante hoguera. El príncipe notó cada gota de dolor que derramaba la historia del soldado y la admiración por el guerrero se convirtió en simpatía.


- ¿Te gusta esta historia hitita? ¿Crees que entonces me dejaras vivir?


- No me gusta que me trates como una bestia Hurrita. No me complace la sangre. - Subiluliuma le devolvió una fría mirada dolido - recuerda que te he llevado conmigo en lugar de matarte


- Que generoso...


- Pero que haces por aquí Hikkul, - cortó Subiluliuma - Aleppo queda a muchas jornadas al oeste.


El hombre quedó mudo un tiempo, escrutando la cara del joven. Al final resopló con fuerza y, con desgana, habló de nuevo.


- Hasta Aleppo han llegado rumores. Cuentan que la bruja que aconseja a los Mitannos ha parido un monstruo que les ayudará a sojuzgar a todo levante, y a tu reino en las montañas. Dicen que ocultan al ser, mitad sierpe mitad humano, en las casas de Ammezadu, unas ruinas antiguas perdidas en la tierra de Hurri. - El corazón de Subiluliuma dio un vuelco al oír hablar del monstruo. ¿Acaso podría dar con él al final? ¿Ganaría entonces el perdón de su padre Tudhaliya?


- Contad más del monstruo


- No se más. Pero sé que los hombres se atemorizan ante la idea de un diablo vivo, y se levantaran contra Mitanni si ven un monstruo muerto. Deseo llevarles la cabeza y guiarles para liberar las tierras.


El príncipe se levantó, intentando ocultar la emoción. Creía saber donde se encontraban las casas de Ammezadu y podría llegar en breves. Aquel hombre le había dado la clave para salvarle. Algo dentro suyo quiso desatarle en el momento, abrazarlo con alegría y sentir su piel. Casi al instante se sintió extraño y turbado. Dio un paso atrás.


- ¿Al final preferiréis matarme hitita?


- No - masculló Subiluliuma, saliendo aturdido de sus pensamientos. Clavó la lanceta en el lugar adecuado y, mirándole por última vez le dijo: sois libre Hikkul, volved a Aleppo sabiendo que la bestia morirá.


Sin embargo, rompiendo su palabra, no paró a mirar atrás ni una sola vez, dejándole en paz para cortar sus ataduras. Quiso alejarse cuanto antes de su lado.


V


La mañana le sorprendió cabalgando. Estimó mal la distancia y en mas de una ocasión se dio cuenta que había errado en el rumbo. Los montes del toro apenas eran una pobre indicación para guiarse a través de las infinitas lomas que se abrían ante él. Cansado y obsesionado como estaba no vio venir la flecha que le derribó.

Subiluliuma sólo sintió el caballo trastabillar. Cuando este cayó muerto al suelo el príncipe salió despedido, golpeándose contra las piedras y rodando colina abajo. Maldijo cuando recupero el sentido y sintió a los caballos trotar tras la loma, sólo contaba con una de las lanzas y la espada para hacer frente a más de tres hurritas.


- Al menos daré batalla - quiso pensar, pero pronto la rabia afloró: rabia de estar tan cerca y quedarse en ciernes por estúpido y descuidado.


El primer Hurrita que cabalgó loma arriba vio el brillo del casco entre la maleza. Avisando a sus compañeros, que cabalgaron rodeando la loma hacia allá, puso una flecha en su arco, más de entre los arbustos cercanos salió Subiluliuma, clavándole la lanza por la mandíbula y atravesando su cabeza. El cuerpo cayó al suelo y, antes que los otros hurritas pudieran haberse dado cuenta, ya había desclavado la punta.


Los tres jinetes, al advertir el engaño, cargaron contra el hitita, que lanzó la lanceta al más cercano. El hombre interpuso e escudo, pero la lancera no era para el: su caballo se desplomó muerto casi al momento y el hurrita salió despedido hasta cerca del príncipe. Aturdido como estaba, no pudo hacer nada cuando el príncipe le cortó el cuello.


Más los compañeros llegaron pronto a la altura de Subiluliuma y le asestaron golpes con sus lanzas hasta hacerlo caer. Ya en el suelo, un hurrita furioso descendió de su caballo espada en mano, dispuesto a darle la misma muerte que le había propiciado a su compañero. El hitita, ciego de dolor por las lanzadas, intentó alcanzar una piedra con la que agredir a su verdugo, pero este lo vio y le piso el brazo con saña. - Espero morir con los ojos abiertos - pensó mientras veía la muerte en la hoja del hurrita.


La sangre y el seso salpicaron la cara de Subiluliuma. Se sorprendió del dolor de las heridas y el poco dolor de la muerte, hasta que se dio cuenta que la sangre era del soldado hurrita. Mientras el mundo se volvía oscuro a su alrededor, un cuerpo grande y peludo como el de un oso le sacaba desde la tumba en la que se había convertido aquella loma.


- Hikkul - acertó a murmurar, aunque sonó gorgojeo con la sangre de su garganta.


- Calla, estúpido hitita.


El cuerpo de Hikkul estaba caliente. En aquel momento era lo mas contrario a la muerte y el agua de la montaña que podía imaginar.


VI


Despertó por la noche, sin saber cuanto tiempo había pasado. Miró la luna y respiró tranquilo cuando vio que aún estaba menguante: Le dolía al respirar.


- Te recuperas pronto hitita - dijo una voz grave.


- Hikkul - Subiluliuma recordó las lomas y los hurritas. Se incorporó para ver a Hikkul sentado a su lado. - Me seguiste.

- Sabias hacia donde ibas, más de lo que yo hacía antes de encontrarte. - sonrió mostrando una blanca hilera de dientes que contrastaban con su oscura barba.


El príncipe rió por la ironía de haber servido de guía. Le dolía, pero le daba igual: estaba vivo. Se ajustó la manta de piel con la que Hikull le había cubierto: estaba desnudo y le había rodeado con gruesas vendas los lugares de las heridas. Se veía débil, se sentía fuerte, se alegraba que Hikkul le hubiera salvado la vida, por encima de muchas cosas.


- No me has atado - le dijo Subiluliuma


- Ni tú me has dicho tu nombre, hitita.


- Me llamo Subiluliuma. - Hikkul rió


- Nombres retorcidos, gente retorcida. Los hititas sois extraños.


Hikkul se incorporó para avivar el fuego con unas ramas secas, Subiluliuma no pudo dejar de mirarle como hipnotizado. Le costaba respirar y esta vez no era el dolor de su espalda, sino una presión extraña en el pecho: como la primera vez que tuvo una batalla real.


- ¿Tu idea de sanar a alguien de una herida es atarlo como un perro? - Preguntó Hikkul mientras se dejaba caer cerca, a su lado, muy cerca, casi tanto que sentía el aliento saliendo de su boca.


Alguien desbocó el fuego y la sangre subió a sus sienes. Subiluliuma se adelantó y besó la boca de un sorprendido Hikkul. Le abrazó la nuca con ambas manos y se postró desnudo sobre él. No podía dejar de tocar su piel, no podía dejar de abrazarlo. Apenas se dio cuenta de como Hikkul se quitó la ropa para dejar al descubierto su pecho, por el que ya se entreveían las canas entre el abundante pelo.


- Es cálido - pensó Subiluliuma. Y se sorprendió. Era el único pensamiento que cruzaba su mente, el resto era un resorte que mandaba en su cuerpo, como un movimiento mil veces aprendido.


Beso su cuerpo, sus brazos, sus ingles y su pene. Lamió el sudor de su cuerpo, sabía salado y acre, pero extrañamente cercano. Hikkul besaba su espalda, sus heridas y su cuello, le acariciaba las piernas y el pene. Subiluliuma, como arrebatado de una sapiencia divina, se vio enternecido por el desconocimiento con el que Hikkul se entregaba a este juego, a la luz de la hoguera y con la menguante por testigo.


Se besaron y lamieron, se abrazaron y frotaron sus cuerpos. Finalmente - no importo el orden - ambos estallaron el uno sobre el otro y cayeron desfallecidos; la manta de piel había quedado lejos y los amantes ahora solo estaba cubiertos por la manta de estrellas.


VII


Subiluliuma despertó a la alborada, y observó largo tiempo a Hikkul, con su cuerpo bañando por la mortecina luz del amanecer en la tierra de Hurry. Pensó en lo ocurrido la noche anterior, cómo le había salvado la vida y todo lo que había hecho por él sin conocerle. Se sorprendió sintiéndole más cercano que algunos compañeros de armas en las salas de Hatti. Y una idea, abriéndose paso como un maremoto en las tierras bajas, vino inexorable a su mente.


Quiso apartarla, se sintió un miserable nada mas por tenerla, pero al final se vio obligado a reconocer que tenía razón. Buscó en el caballo que Hikkul le había robado a los Hurritas muertos y encontró una cuerda. Debía ser rápido.


Al anochecer el hitita llegó a las casas de Ammezadu. Desde hacía horas había podido escuchar los gritos de la bestia y se había preparado para ello. Hikkul - procuraba no pensar en el, pues le corroía las entrañas - había tenido el detalle de recoger su armadura, así que por primera vez desde que había salido de Hattusas vestía como un soldado hitita.


Estola ceñida a la cintura de lino curado, cota de hierro cubriéndole el pecho y casco alto. El escudo redondo en ristre, sobresaliendo la lanza: así penetró en la guarida de la bestia. El ser, alumbrado por una bruja y los demonios del desierto, tenía la piel endurecida como un lagarto, el rostro de dragón y un cuerpo largo y nudoso como el de un árbol. Los cadáveres de hurritas, que debían haber servido primero de protección y luego de alimento para aquel engendro, estaban desperdigados por todo el anciano templo de agujas de piedra.

El ser adivinó, más que vio, a Subiluliuma, y se lanzo contra el con un chillido espeluznante. El hitita asentó la lanza, preparado para resistir la horrible carga, y sorprendiéndose ante la rapidez de las pequeñas patas que le servían al ser para erguirse. En el brutal choque del monstruo contra el escudo de hierro el príncipe notó su lanza penetrar y romperse en la carne del monstruo, que chilló de dolor y rabia para retrasarse un poco. Debía ser la primera vez que el ser se encontraba con el hierro hitita en lugar del blando cobre hurrita.


El hitita comprendió que tendría menos tiempo del que había previsto, aprovechando el daño del ser corrió todo lo que pudo con el escudo mientras sacaba la espada del cinto. Escucho el bramar del monstruo mientras avanzaba entre las agujas de piedra, intentando salirle al paso. Subiluliuma comprendió desde que oyó hablar de ella que la bestia sería un demonio en el campo de batalla, como una jauría que solo entiende de muerte y no se detiene ante nada. Hábil contra las lanzas, no se podría hacer nada contra ella manteniendo una formación.

Cuando llegó el segundo golpe la bestia ya había aprendido, en lugar de atacar al príncipe, aferró su escudo con las afiladas garras y elevándolo por los aires. Subiluliuma, temiéndose algo así, ya lo había desatado del brazo y aprovecho para asestar una puñalada al ser en el bajo vientre. Apenas penetró, pero le hizo sangrar y enfurecerse aún más.


- Eso es monstruo, deja que el odio te ciegue contra mi - el hitita corrió aun más rápido dejando atrás espada y escudo.


La bestia, aunque herida, ya había pasado de tener hambre a estar furiosa. Apenas se repuso comenzó a avanzar a zancadas hacia Subiluliuma, que salía escalando las lomas. En más de una ocasión temió el joven que le alcanzaría, pero la histeria del animal y las dos heridas limitaban su habilidad. Cuando saló de la hondonada donde estaban las casas de Ammezadu el príncipe estaba prácticamente a campo abierto, a merced de la bestia. Subiluliuma paró junto a un tocón a recuperar aliento, y la bestia se lanzo contra el con una rapidez furiosa. Había caído en la trampa.


Subiluliuma tiró de la cuerda que había atado al tocón y, haciendo palanca con su pierna, una fila apretada de lanzas surgió cortando el salto de la bestia en el aire. Apenas intentó reponerse, el hitita dejó caer por su propio peso el armatoste, que se precipitó a un foso cavado horas antes frente a la trampa y oculto. El joven miró a la agonizante criatura y esperó a que hubiese expirado. Había hecho bien en preveer que volaría, pues el foso de por si no habría servido.


VIII


Antes que saliera el sol Subiluliuma y había decapitado al ser y esperaba sentado en una piedra. El jinete no se hizo esperar, apareciendo por poniente. Desmontó furioso, sosteniendo el hacha en una mano.


- Debería haberte dejado morir maldito bastardo - Hikkul estaba fuera de sí, soltando espumarajos por la boca. - ¿así te aprovechas de mi puto cerdo? - Subiluliuma sólo le miró en silencio y el hombre se detuvo frente al hitita, sentado ya tranquilamente y sin armadura.


- Creo que te equivocas Hikkul, sólo te devuelvo lo que tú hiciste por mí.


- ¿Que me devuelves que mal nacido? ¿El honor del pueblo de Hatti vale más que la libertad de Aleppo?

Subiluliuma tiró la cabeza cortad de la criatura a los pies de Hikkul.


- Es tuya - dijo. Hikkul la miró atónito.


- ¿Que es esto? ¿Otra treta? - Los nudillos le blanqueaban alrededor del puño del hacha. Un solo movimiento y Subiluliuma estaría muerto.


- Te conozco como ningún hombre te conoce, Hikkul


- ¡Como vuelvas a decir esto te mato sodomita! ¡Me engañaste! ¡Me ataste mientras dormía! ¡Te aprovechaste de mí!


- Eres fuerte, y deseas la libertad para tu pueblo - Subiluliuma siguió con su discurso, tranquilo, sin miedo al a furia de Hikkul - pero también deseas tu muerte, la buscas por el dolor que llevas encima.


Hikkul apretó los labios, la mano que sujetaba el arma se debilitó hasta dejar caer el hacha al suelo. Subiluliuma proseguía.


- Habrías confiado en tu fuerza heroica, en que tu dolor, tu odio y tu muerte bastarían, pero no es así. La bestia habría matado a cualquier guerrero que se hubiese enfrentado así, de forma honorable. Estuvo a punto de matarme varias veces.


Hikkul, ya apaciguado, se agachó a tocar la cabeza del demonio, más no retiraba un ojo de Subiluliuma.


- Habrías muerto Hikkul, sin gloria, sin libertad, sin motivo. He visto muchos hombres morir así, y no soportaba que a ti te pasase. La maté con trampas de cazador de las montañas, que avergonzaría usar para matar a un hombre. La maté sin lucha y sin honor, sólo con traición. Mi padre no esta errado en eso sobre mí. - El príncipe se levantó, mirando a Hikkul, esperando su gesto. - Pero por lo que a mi respecta, la historia dirá que fuiste tu quien la abatiste en justa lucha. Tú serás el héroe de todo esto - aunque eso implique condenar mi herencia al trono, pensó.


- ¿Y tu no sacas nada de todo esto? - Hikkul se levantó, quedando cara a cara con el hitita.


- Tu vivirás Hikkul, es todo lo que te pido. Que vuelvas a Aleppo con vida.


Esta vez fue Hikkul el que tomo los labios de Subiluliuma, abrazando su cuerpo. Los besos apasionados os consumieron bajo el sol del amanecer y la mañana les sorprendió con los cuerpos desnudos en el abandonado lugar. Por primera vez, desde tantas guerras y traiciones, desde tantas celadas y tanta sangre, habían encontrado algo bello, que ni siquiera tenía que ver con los que habían ido a buscar.


Esa mañana, al yacer juntos, pensaron que iban a morir, de dolor y de pasión. Pero el fuego que ardía en su interior les mantuvo con vida: consumieron su piel con besos y juntaron sus corazones para latir más fuerte: hasta dejarlos sordos. Se amaron con besos y mordiscos, con caricias y con empentones, con abrazos confusos pero un sentimiento claro.


En un mundo que estaba al revés se habían vuelto locos y por ello se habían salvado.


Y eso era lo único que cobró importancia.


IX


A los días se separaron.


Subiluliuma marchó a tierras de Hatti, de donde dijo no haber salido nunca.


Hikkul volvió a Aleppo victorioso con la cabeza del monstruo e insto a su pueblo a la rebelión.


Mucho tiempo pasaría hasta que los amantes se volvieran a encontrar, más la situación sería muy distinta.

Pero eso es otra historia que se contará en otra ocasión.


FIN


P.D.: Espero que os guste y como siempre, que quien quiera opinar, que lo haga.
P.P.D.: Gracias Jenophon ^^

domingo, 15 de noviembre de 2009

Sólo era una pesadilla - Renji x Byakuya Oneshot

Otra vez la misma pesadilla, la misma oscura agonía que se apodera de mi espíritu una noche cada tantas. Siempre despierto bañado en sudor, intentando recuperar la respiración, que el manantial que fluye por mis mejillas se cierre para siempre. No hago más que repetirme que es un sueño, que tus heridas no fueron mortales, que dentro de unas horas voy a verte, que no vas a desaparecer... No sé como distinguiría lo que me rodea sin tu luz, Byakuya Kuchiki. Mi capitán.

Aunque consigo volver a conciliar el sueño, me despierto cansado y débil, aunque procuro que mi capitán no se dé cuenta y llevar a cabo mi trabajo lo mejor posible. Una ducha fría para despejarme y rumbo al cuartel de nuestro escuadrón. Entrenar a los cadetes, organizar a la gente para que hagan las cosas como es debido... Las tareas de todos los días, nada fuera de lo normal. No te veo por ninguna parte y, aunque procuro centrarme en mi trabajo, mis ojos terminan buscándote con disimulado desespero. Ya casi termina el entrenamiento y al fin nos honras con tu magnífica presencia. Avivas los ánimos de los cadetes y sus esfuerzos. Todos quieren ser tan fuertes y brillantes como tú. Son tan ilusos como perros que intentan alcanzar la luna con sus ladridos, tan ilusos como lo fui yo. Alcanzarte nunca nos será posible. Siempre en lo alto, luminoso y sereno pero también distante. No dejo de preguntarme día tras día si te sentirás solo ahí arriba.

Al fin diriges tus ojos hacia mí, haciendo una silenciosa y urgente llamada a la que acudo de inmediato por propia voluntad, aunque por el camino pienso que ojalá tus ojos no fueran tan fríos. Nuestra conversación es una fotocopia de la que mantuvimos el día anterior. Cómo ha ido el entrenamiento, novedades, algún cadete que destaque, ... Una cómoda y ordenada rutina, fácil de seguir.

Aunque últimamente todo está muy tranquilo siempre hay una montaña de papeles en tu escritorio, da igual que hayas terminado con todo el día anterior. Sin decir palabra, entro detrás de tí, cierro la puerta y preparo té. Por muy teniente que sea, es todo lo que puedo hacer por ti. Al dejar el vaso sobre la mesa, tus finos dedos rozan mi mano al intentar cogerlo inmediatamente. Procuro retirarme lo más rápido posible sin perder la compostura, dando como excusa vigilar a los nuevos encargados de las mariposas negras. Me dedicas una fría mirada a modo de autorización y vuelves la vista.

Tomo el camino más largo a mi destino sin dejar de recordar la suavidad de tus dedos y su calidez, una caricia de la que no me estimo merecedor ni en un millón de años. Al llegar, puedo comprobar que los cadetes la han líado buena. Por lo menos puedo dejar de pensar en tí mientras los ayudo a poner a las mariposas en sus jaulas. Ignoro cuanto tiempo ha pasado, pero es más de mediodía. Una bronca rápida y vuelta a la oficina. Al abrir la pureta me encuentro con una visión maravillosa: yaces dormido plácidamente en el sillón del despacho, con los labios entreabiertos y una expresión tan dulce y pacífica que nadie creería que tienes. Lo primero que hago es buscar una manta para que no cojas frío, lo que implica acercarme aun más a tí, con tus labios tentándome cual pecaminoso fruto del Edén. Doy gracias al cielo porque hayas abierto los ojos, recordándome mi lugar.

"Lamento haberle despertado, Kuchiki-taicho. No quería que enfermara."

Las palabras salen con orden y soltura, porque tengo miedo de que adivines lo que pienso, igual que procuro que tus ojos no se encuentren con los míos, porque tengo miedo de que puedas ver el alma que tras ellos escondo.

"Gracias, Abarai."

Tal vez mi imaginación me haya jugado una mala pasada pero juraría que, durante un instante, te he visto sonreír. Vuelves al trabajo dejando la manta sobre tu regazo, con actitud impasibe.

"Necesitaré que te quedes aquí para que me ayudes a organizar unos documentos. Sólo tendrás que consultar los nombres en los tomos de la estantería de la derecha."

Has vuelto a hacerlo... Has vuelto a leer en mis ojos las palabras que se quedaron sin salir.

"A sus órdenes, Kuchiki-taicho."

Nos hemos pasado lo que quedaba de mañana y toda la tarde entre libros, nombres y fechas. Estoy agotado y me duele la cabeza, y sin embargo tú estás fresco como una rosa. Probablemente cualquier otro capitán estaría mentalmente muerto.

"¿Traigo algo para cenar, capitán?"

Ya hemos terminado el trabajo y por eso no quiero separarme de tí. Quiero que estemos juntos por algo que no tenga nada que ver con ser shinigami. Asientes y salgo casi volando de la habitación rumbo a las cocinas. No presto real atención a lo que hay en el menú. Simplemente quiero correr otra vez a tu encuentro. Al menos esta vez no estabas dormido. No hubiera podido volver a resistirme a besar tus labios, aunque me esperara la muerte al instante siguiente. Comemos en silencio, tranquilos. Tampoco me esfuerzo en sacar ningún tema, sé cuanto aprecias el silencio y la calma.

Al terminar, sólo quedamos nosotros y el silencio. Tus ojos vuelven a encontrar a los míos para dejarme sorprender por tí una vez más...

"Voy a las termas... ¿Vienes Abarai?"

No puedo más que asentir y seguí mansamente tu voluntad. Tienes aura de mando y por ella te seguiría hasta el mismo infierno. Es más tarde de lo que pensaba. No se ve un alma en el camino. En los baños procuro darme prisa al desvestirme y no mirarte. Mi mente ya está bastante alterada y mi cuerpo deseoso del tuyo.

"Le espero en el agua, capitán."

El agua caliente de las termas deja una agradable sensación en mi piel, relajando mis sentidos, pero esa calma se desvanece de pronto entre el vapor. La imagen de tu cuerpo, casi desnudo, avanzando directo hacia mí, se lleva la poca paz que pudiera quedar en mi espíritu. Eres como una visión del cielo que me lleva a un infierno de tentaciones del que intento escapar. Tu piel nívea, combinada con la pacífica expresión de tu rostro ahora que has cerrado los ojos, te da un aura de inocencia e indefensión por la que quisiera abrazarte, protegerte entre mis brazos. Procuro sacar esos pensamientos sacudiendo mi cabeza, intentando que el sonrojo producido por esas imágenes desaparezca de mi rostro, pero no lo consigo. Me sumerjo por entero en el agua, dejando que mi pelo se quede hacia atrás al salir. Al menos, así tendré una excusa si preguntas por mis mejillas.

"Abarai..."

El eco de tu voz tras de mí me saca de mis pensamientos, haciéndome girar demasiado rápido. Voy a caer, pero una mano sujeta firmemente mi cintura y otra mi muñeca. Tus ojos... Esa pareja de oscuros orbes ha encontrado a los míos, escudriñando lo que hay más allá de ellos. Siento una extraña y agradable emoción en el pecho a la par que un miedo terrible a que descubras lo que siento pero, no puedo apartar la vista.

"Eres como un libro abierto, Abarai..."

Tus palabras me dejan en blanco, pero al posar tus labios sobre los míos me dejas sin aliento. Suave y casi tímido primero, hambriento y casi lujurioso después... No puedo más que corresponder tus besos, abrazándote. Si eres un sueño, quiero asegurarme de grabar en mi mente cada instante, pero al separar nuestros labios me doy cuenta de que eres real... Vuelves a sonreír de la misma manera que había creído ver antes. Al recapacitar sobre lo que está sucediendo me separo de tí... Alguien como tú no debería mezclarse con un perro del rukongai.

"Capitán yo... usted no debe andar con alguien como yo y..."

Tus brazos rodeándome desde atrás hacen que dejen de hablar.

"Escuchame de una vez Abarai... Eres la única persona que no me mira simplemente como a un Kuchiki, un capitán, un noble o un enemigo... No pretendas que renuncie así como así a los únicos ojos que me miran por quién soy, no por qué soy o mi apellido."

Podría morír ahora mismo, porque he escuchado abrirse las puertas del cielo para mí pero sé que no soy digno de tan magnífica morada. Sé que mi sonrisa es triste y doy gracias porque no puedas verla, como las doy por no tenerte frente a frente, porque no podría decirte como me siento.

"Pero... ¿qué es lo que tiene de especial un perro del Rukongai para alguien tan luminoso y puro? No lo entiendo..."

Admitir que a tu lado sólo soy un perro es arrastrar mi orgullo por el fango, cosa que sabes que no dejaría hacer nunca a nadie. Siento como tu abrazó se deshace, con cierto alivio para mí, pero que dura poco al verme volteado por tus brazos para volver a la prisión de tus ojos, en la que estoy indefenso.Tu expresión vuelve a ser seria, pero no tan fría. Con un último esfuerzo, bajo mi rostro para ocultarlo de tu luz, para volver a ser alumbrado cuando lo alzas por el mentón.

"Déjame ser tu amo entonces y te mostraré qué tiene de especial mi perro del Rukongai..."

Tu boca hambrienta volvió a la mía en busca de nuevo sustento, encontrando lo que desea y dando a la mía lo que durante tanto tiempo creí tener prohibido y fuera de mi alcance. Te abrazo fuerte contra mí, para cerciorarme de que eres real, mientras tus manos recorren mi espalda y tus labios inician un periplo por mi cuello, despertando mi ansia por tí, creciente a cada caricia y cada beso.

"Ven conmigo Renji."

A la órden de tus labios, contesto con un beso sobre tu cuello. Sé qué es lo que esperas de mí y a donde me llevas y acepto encantado tu mandato. Es lo que hacen los perros respecto a sus amos. Nos vestimos rápido y en un abrir y cerrar de ojos estamos ya en tu mansión, siendo recibidos por tu mayordomo, al que das orden de que nadie se acerque a tus aposentos por la importancia de los asuntos a tratar con tu teniente. Suenas tan distante y frío como si el tiempo hubiera retrocedido y volvieras a ser el de hace unas horas.

En tu habitación vuelves a tu nuevo ser, desnudándome con impaciencia mientras tus labios no hacen más moverse a placer por mi cuello y más tarde por todo mi cuerpo, acompañando a tus manos, arrancando gemidos de mi garganta, entregado a los cuidados de tu ser entregado a la lujuria y el placer...

Me despierto en una habitación que no conozco al principio, pero que enseguida recuerdo, al verte a mi lado. No puedo evitar sonrojarme al recordar todo lo que hicimos la noche anterior, cuantas veces me hiciste tuyo, cuantas veces mi semilla corrió por tus labios y la tuya por los míos... Cuantas palabras de amor salieron al mundo entre los delirios de la carne. Intento calmarme un poco, mirandote dormir plácidamente, con una sonrisa, ríendome del sueño de ayer. Al fin y al cabo sólo era una pesadilla, algo lejos de la realidad.

Fin






P.D.: Lo sé... Últimamente escribo muyyyy poquito, pero la musa no se pasa por aquí muy amenudo, por muchos lacasitos que le ponga en el altar :P

lunes, 11 de mayo de 2009

Expomanga 2009

Este año ha sido el primero que voy a la Expomanga para quedarme el fin de semana entero y si supiera que todos los años va a ser así, no me importaría para nada ir siempre. Ha sido un fin de semana maravilloso.

Tras cenar en casa del cuñado de Oda (Master Lancer) y echar una partida al Kanji Battle con eróticos resultados (demasiadas veces la combinación de los kanjis "meter" y "con fuerza" xD) acabé en mi casa a eso de la una y cuarto o así. Entre terminar de hacer preparativos y demás, acabé en mi cama a eso de las dos y cuarto sin saber a ciencia cierta si podría dormir, cosa que gracais a diox sucedió. A las seis menos diez el ending de Haruhi Suzumiya me despertó. Ducha, hacerme la cama y corriendo a salir de casa tras la perdida del Dire (Gray). Tras un ratito de coche hata la estación Delicias (gracias mil a tu padre, Oda) nos subimos al AVE y pongo a diox por testigo de que intentaré ir siempre en AVE (pillando los billetes con al menos dos meses de antelación, que sino sale muy caro). Los billetes eran normales, pero fuimos super cómodos y super anchos, se podía estar tranquilamente jugando a la consola o hablando y no me mareé ^^.

Cuando llegamos a Madrid y salimos de la estación, el problema fue llegar al hostal. No porque no hubiera buenos accesos por metro (que si los había) sino que en la página web estaba mal puesta la parada de metro que dejaba más cerca. Estuvimos dando vueltas mucho rato hasta que conseguimos ubicarnos y llegar allí. El hostal no estaba nada mal en cuanto a calidad-precio y los recepcionistas eran super majos. Aunque nuestra habitación no estbaa libre, nos guardaron el equipaje y nos dejaron baños para cambiarnos de ropa y ponernos los cosplays. Ya cosplayeados, nos dirigimos a la Expomanga en metro. Había gente que me reconoció y se me quedaron mirando durante todo el trayecto xD.

Cuando llegamos allí vimos una cola de espanto y, aunque al final nos tuvimos que chupar toda la cola, la cosa fue rápida y para entrar también. Eso sí, que ninguno de los de las puertas sepa distinguir una katana de verdad de una de plastiquete malo con avaricia con solo verle el mango, tiene bastante delito. Allí dentro lo primero que hice fue comprarme la Myth Cloth Sapuri de Camus de Acuario y fui muy feliz xD. Conforme ibamos recorriendo la Expomanga, ibamos recolectando gente de Ofuda y entregando camisetas. Así pasamos toda la mañana entre presentaciones, fotos, camisetas y risas. Cuando Shiki (Sacred/Crimson) llegó, nos fuimos a comer. Lo gracioso fue que, intentando buscar el random-chino del año pasado, se llegó a otro random-chino totalmente distinto xD.

La comida transcurrió tranquila entre risotadas y momentos varios, como cuando decidí adoptar a Natsuki tras decirme "Te quiero" de esa manera tan especial y adorable o con diferentes confesiones tanto de índole friki como sexual (Shiki triunfó como la Coca-Cola en el desierto xD). Volvimos a la Expomanga otro ratico para más compras, más fotos y demás para luego irnos a cenar.

Primero fuimos al hostal para ducharnos, arreglarnos un poco y lucir nuestras supercamisetas de Ofuda. En el restaurante comimos bien y mucho (había mucho sushi en la mesa xD) y se hizo entrega de los premios Ofuda, cuya lista de agraciados espero que el Dire publique pronto en el foro, por aquello de que servidora tiene demasiadas cosas en la cabeza y no se acuerda de todo xD. Tras ¿media hora? haciendo cuentas, conseguimos pagar la cuenta del restaurante y la salida, además de hacer las típicas fotos de familia y otras no tan típicas, tras divagar sobre qué ibamos a hacer ahora, esquivando la proposición de Shiki de pedir 20 hamburguesas de un euro y pedir que nos las trageran todas calientes a la vez, decidimos que nos ibamos a dormir para ir pronto el domingo por la mañana a la Expomanga para aprovechar el día, hacer compras y demás.

Fuimos unos puñeteros ilusos al pensar que no seríamos los unicos que nos tomaríamos la molestia en madrugar y demás, que a la gente se le pegó las sábanas xD. Por fin me pude encontrar con mi amigo Joram, disfrazado de Sonic en versión humana. Miramos algunas tiendas y más tarde nos sentamos, descansamos y echamos unas partidillas al tetris. Cuando eran cerca de las dos de la tarde y tras pasarlo pipa viendo el concurso de cosplay, como ya no habían más comprar que hacer ni nada interesante que ver en el escenario, decidimos ir al guardarropa a por las cosas para salir del recinto y no volver a entrar.

Tras ver que el Telepizza estaba a reventar, buscamos otro sitio y acabamos en Rodilla, un sitio de sandwiches que no estaba mal. Me quite el cosplay de Matsumoto, me puse mi camiseta de "Bleach Boys" y a comer, siempre en un ambiente agradable. Despues de comer nos dispersamos un poco porque algunos nos quedamos jugando al "Si Señor Oscuro" y el resto fueron a la Expomanga. El Dire asumió el papel de Señor Oscuro en las dos partidas que jugamos y el resto fuimos sus goblincillos, que finalmente llegaron a la conclusion de que eran muy lerdos por duplicado, menos uno de ellos que había estudiado en la torre solitaria alquimia y confección. La voz de Kenta haciendo de goblin, no tiene precio XD.

Fuimos a buscar a la gente que estaba por la Expomanga para organizarnos e irnos a los recreativos de Sol, despidiendonos de algunos en el camino. Allí contemplamos la justificadamente legendaria habilidad de Shiki en los Time Crisis (no sé de nadie más que sea capaz de pasarse al menos una pantalla a dos pistolas), al Marvel vs Capcom, a la recreativa del Mario Kart, la destreza del Dire y de Oda en la PIU y el DDR (yo no cuento como persona hábil jugando a la PIU y como nadie me miraba xD) y ya tocó acompañar a Shiki a la estación y despedirnos de todos menos de Carmesi, que nos acompañó hasta el propio autobus de vuelta. Dolió el despedirse de tantas caras que, aunque fueran la mayoría poco conocidas, se ganaron muy rápido un hueco muy cómodo en mi corazón, en serio.

Ha sido uno de los mejores fines de semana de mi vida, de tener miedo de sentirme una extraña pase a ser una más de la familia en 0.5 segundos, me he reencontrado con gente a la que tenía unas ganas locas de ver que sé que terminaré viendo antes del salón del manga. Muchas gracias por todo, en serio.

En mi Flickr tenéis las fotos que hice yo y las que hizo Oda.

sábado, 9 de mayo de 2009

Siempre me pasa lo mismo xD

Siempre que voy a algún evento fuera de mi ciudad, la noche de antes no puedo dormir xD. El padre de Lancer va a pasar a por mi y a por Gray a las 6:20 para llevarnos a la estación y pillar el tren de las 7:55... Voy a echarme a dormir, a ver si consigo pillar algo de sueño, aunque lo dudo XD.

jueves, 26 de marzo de 2009

Al final del camino - Simon x Viral

Todo había terminado. La batalla por la supervivencia del planeta Tierra tocó a su fin con la victoria de la brigada Gurren-Lagann sobre las fuerzas anti-espirales. Respaldado por sus compañeros, por el honor de los caídos y con la mirada puesta en el futuro Simon dio el golpe de gracia al enemigo. Ahora que todo aquello tocó a su fin, el jóven héroe sentía un gran vacío en su corazón.Aquellos que más quería cayeron en la batalla. Primero Kamina y luego Nia. Aquel que le había aceptado tal y como era, animándole a luchar por un futuro mejor. El día que un ganmen atacó su aldea, todos pudieron ver el cielo. Aquello hacía realidad las historias que su aniki le contaba sobre ese lugar más allá del techo de la aldea: La superficie. El hallazgo del pequeño ganmen por parte de Simon y la milagrosa intervención de Yoko dieron a luz a la victoria y al comienzo de su viaje por la superficie.

"Confía en ti mismo porque tú confías en mi confiando en ti."

Aquellas palabras siempre acompañadas de una pícara sonrisa eran todo lo necesario para seguir adelante. Cuando Kamina cayó e combate, toda la luz del mundo de Simon se apagó. Aquella luz volvió gracias a la presencia de Nia. Aquella dulce e inocente princesa consiguió dar luz y calor a toda la Brigada Gurren-Lagann. El calor del alma de Simon fue tan grande, que un tiempo después de la batalla contra el Rey Espiral, le pidió matrimonio. Todo parecía ir bien en Kamina City, pero estalló el conflicto contra las fuerzas anti-espirales. Ahora, ¿qué sentido tenía seguir allí? Entregó el Core Drill, el pequeño taladro que ponía en marcha el Gurren-Lagann, a Gimmy y decidió que se marcharía de la ciudad. ¿Cuándo? Ni él mismo lo sabía. Pasaba los días sin hacer otra cosa que vivir por vivir.

A Viral no le hacía ninguna gracias aquella situación. Desde que pilotó el Gurren-Lagann junto a Simon, pudo descubrir mucho más de lo que imaginaba acerca de aquel humano. Sintonizó con su mente y su alma. Un alma luminosa, cálida, llena de amor por los suyos, encendida por un gran espíritu de lucha. Verlo ahora tan apagado, siendo tan sólo un cascarón viviente, de alguna forma hacía que le doliera el corazón.

"¡Levanta de la cama de una vez, estúpido humano!"

Aquella frase consiguió sacar a Simon de la cama por el patadón que la acompañaba.

"¡Si quieres marcharte de la ciudad al menos muévete para hacer los preparativos necesarios!"

Le dolía. Aquellas palabras eran como afilados puñales que salían de su boca y se le clavaban en el corazón del hombre bestia, sin que éste entendiera por qué. Eran buenos amigos, pero no terminaba de entenderlo. El humano intentaba librarse de las sábanas que le aprisionaban. Levantó la cabeza con una sonrisa de cartón pintada en los labios y el pelo revuelto.

"No te preocupes Viral. Voy al baño y salimos."

Su caminar era lento y sombrío. Dolor, dolor, dolor en su pecho sin poder evitarlo.¿Por qué? ¿Por qué las lágrimas luchaban por abandonar sus ojos y recorrer su rostro? Aquello era algo que el Rey Espiral nunca le había enseñado. ¿Podría alguien ayudarle a superar su dolor? Seguro que alguno de sus compañeros de armas de la Brigada Gurren-Lagann podría ayudarle. Después de sacar a su amigo de paseo les haría una visita. El tiempo pasaba y Simon aun no había salido del baño.

"No puede ser..."

Viral irrumpió de repente en el baño y sus peores temores se confirmaron: Simon estaba metido en la bañera, sangrando por las muñecas, ambas sumergidas en el agua caliente.

"¡Maldito cobarde!"

Antes de que pudiera darse cuenta, tenía al suicida en sus brazos fuera de la bañera. Por suerte, los cortes no eran demasiado profundos y pronto dejó de sangrar. Debió costarle tomar la decisión de quitarse la vida. El asfixiante calor del baño y la mala vida que llevaba últimamente eran la causa más probable del desmayo del joven. Viral le vendó las muñecas, lo tumbó en la cama y lo tapó. Lágrimas. Un irrefrenable torrente de lágrimas nacía en sus ojos y recorría su rostro. Lágrimas de impotencia, al no saber cómo hacerle feliz. Lágrimas de dolor, al ver que quería dejar este mundo. No sabía muy bien que hacer, así que llamó a Rossiu, quien se dirigió allí de inmediato con un médico.

Mientras el médico atendía a Simon, el hombre bestia se armó de valor para hablar con Rossiu. No es que fuera el humano que mejor le caía, pero necesitaba hablar con alguien. Le explicó como se sentía, la enorme angustia que oprimía su pecho. La respuesta del gobernador de Kamina City fue clara y directa.

"Lo que sientes por él es una de las múltiples definiciones de lo que llamamos amor. No poder vivir sin alguien, morir por su pena, vivir por su alegría. Comienzo y fin de todo tu universo. Luz es su presencia y oscuridad su ausencia. La debilidad que te convierte en el ser más fuerte que jamás haya existido."

Aquello dejó a Viral reflexionando largo tiempo. Cuando pilotó el Gurren-Lagann junto a Simon se sintió realmente bien cuando la energía espiral recorrió su cuerpo. Se sintió completo al luchar codo con codo junto al gran héroe que derrotó al Rey Espiral. No podía dejarle marchar. Al menos no de este mundo.

"Vi... Viral."

La débil voz del humano lo sacó de sus pensamientos.

"De momento descansa, más tarde hablaremos."

Quería decirle tantas cosas para convencerle de que no merecía la pena volver a intentarlo... Pero no era el momento adecuado para ello.

"¿Sabes Viral? Nadie hubiera dicho hace un tiempo que las cosas estarían así: el gran héroe salvador del mundo tras intentar suicidarse y el hombre bestia que fue su mortal enemigo cuidando de él. Soy bastante patético, ¿no crees que hubiera sido mejor que hubiera mu..."

Un beso trajo el silencio. Un beso desesperado, lleno de dolor, de sabor agridulce, volviéndose salado por las lágrimas de una bestia.

"¡No vuelvas a decir eso! ¡Te lo prohibo! Desde que Nia desapareció no has vuelto a ser el mismo. ¡¿Qué razón puede ser tan grande como para que quieras dejar este mundo?!"

Simon estaba sorprendido. No sólo por el beso, sino también por la reacción de Viral. ¿Qué era lo que le impulsaba a reaccionar así?

"No tengo ya nada que me ate a este mundo. Kamina murió y Nia desapareció y cada cual ha rehecho su vida. Todos menos yo... No tengo a nadie que me espere en ninguna parte y mi talento para excavar, no sirve de nada en la superficie. ¿Qué razones tengo para seguir viviendo?"

Unos segundos de vacío fueron llenados por el sonido de una bofetada. Ahora era ira lo que reflejaba el rostro del hombre bestia.

"Pedazo de cobarde... ¿Pretendes decirme que te rindes simplemente por no tener a nadie que te diga que confíes en ti mismo porque el confía en ti confiando en él? Harías llorar a Kamina si levantara la cabeza. Muchos más de los que tú crees lloraríamos tu muerte. ¿Crees no tener ninguna razón para seguir viviendo y acabar tirando por la borda todo el sacrificio que tus amigos hicieron por ti? Pienso darte una ahora mismo."

Ya no había marcha atrás. Viral se lanzó sobre Simon, quedando sobre él, sujetandole las muñecas por encima de la cabeza. Durante una fugaz eternidad se perdieron en la mirada del otro. Sorpresa en un par de zafiros. Reflejos de decisión en un par de topacios. Los labios se unieron. Invasión en un principio, pugna por el poder al instante siguiente.La lucidez de la bestia pronto fue pasto de las llamas de la pasión, aunque la del humano no tardaría demasiado en seguir el mismo camino. Simplemente se dejó llevar por ese calor tan intenso y agradable que se apoderaba de él. En cuanto notó sus muñecas libres, abrazó a Viral. Necesitaba sentirlo más cerca de él, empujándolo desde la nuca para profundizar el beso, echando más leña a aquella hoguera en la que ambos se querían consumir. La dirección de los labios del hombre bestia cambió e hizo un largo repostaje en el cuello de su presa, arrancándole suaves gemidos de placer.

Simon se sentía tan bien... Aquellos besos y caricias estaban llenando poco a poco el vacío que sentía en su pecho, dando calor y vida a su corazón, abrasando su razón y su piel, excitando su cuerpo bajo las sábanas, deseando cada vez más, haciendo de cada gemido una placentera súplica, un deseo urgente.

Viral quiso seguir de viaje por el cuerpo de Simon, así que retiró la sábana. Cuando lo sacó de la bañera no había tenido tiempo, pero ahora estaba extasiado con lo que había ante sus ojos. Aquel cuerpo poseía aun más belleza de la que había podido imaginar: un cuerpo níveo, de aspecto delicado, exquisitas proporciones y una vigorosa y creciente excitación. Quería perderse en cada lugar, dibujando un mapa con sus manos y sus labios, haciendo un receso en sus pezones, acariciandolos como la flor más preciosa. Saboreándolos como si fueran la más dulce golosina.

Sin darse cuenta, el humano consiguió alzarse y poner al hombre bestia bajo él. ¿De dónde había sacado las fuerzas? Poco importaba. Quería devorar aquellos labios, probar el sabor de su piel, conocer el tacto de su cuerpo y conseguir que esa voz, siempre tan altanera y orgullosa, suplicara por más. Devoró sus labios con ansia, abriéndose paso entre la camisa, notando como las manos que antes tuvieron sus muñecas prisioneras, le abrazaban. Cuando se centró en el cuello de Viral, al fin escuchó lo que tanto deseaba. El escuchar su respiración entrecortada era música para sus oídos, pero pronto escucharía algo más. Continuó el descenso por el cuello pero cuando llegó al pecho se detuvo. Se quedó unos instantes mirando la enorme cicatriz que tenía el hombre bestia en el pecho. La recorrió con la punta de los dedos y la besó, como si quisiera hacerla desaparecer. No quería pensar lo que hubiera sucedido si aquella herida hubiera sido mortal. Jugueteó con los pezones del otro mientras poco a poco sus manos bajaban hacia el pantalón y lo desabrocharon, pero no pudo hacer nada más. Volvía a estar debajo de Viral.

"Estás loco si piensas que voy a dejarte mover ficha tranquilamente."

Le había dejado ser el rey por un rato y le había gustado, pero no se iba a dejar dominar totalmente de buenas a primeras, aunque le había gustado su última acción. ¿Por qué no ponerla en práctica? Volvió a besar al humano mientras sus manos buscaban su entrepierna, abrieron su pantalón y le prodigaron caricias, rompiendo el beso sí, pero mereció la pena.

"Vi... Viral ... ah..."

Se veía tan hermoso con las mejillas sonrojadas y los ojos entrecerrados... Pero lo mejor estaba aún por llegar.

"Déjame ser la cadena que te ate a este mundo. Odiame, amame, vive a través de mi. Escucha mi ruego y seré tu más fiel esclavo, Simon."

Viral fue viajando por el cuerpo de Simon en el tren de los besos por el camino más largo hasta su destino. Le abrió las piernas con besos y caricias, dejándole una posición más cómoda para su próximo movimiento. Antes de que el humano pudiera reaccionar, se llevó el miembro viril de éste a la boca. Lametones, algún pequeño roce con los dientes, caricias,... Todo aquello tenía al muchacho fuera de sí, gimiendo, haciendo un titánico esfuerzo para no derramarse en la boca del verdugo que lo mataba de placer, quien quiso ponérselo un poco más difícil. Despacio, introdujo un dedo en la entrada de su víctima. Dolería al principio, pero luego todo sería más fácil.

Cuando el cuerpo de Simon se acostumbró a la intrusión, a éste se le hacía aun más duro el resistirse al climax, pero quería seguir disfrutando aquella tortura. Pronto cedió, vertiendo su semilla en la boca del torturador, arqueando la espalda por aquella intensa sensación que recorrió su cuerpo un millar de veces en un sólo instante. Tenía los ojos cerrados y estaba intentando recuperar la respiración. Cuando los abrió, se encontró con una visión más que agradable. Un cuerpo entrenado para la batalla, fuerte, la larga melena rubia desordenada, enmarcando el rostro de afilados rasgos en el que había incrustados una pareja de hermosos y brillantes topacios. Cuando Viral se introdujo en él, lo abrazó con fuerza para algo más que para aliviar el ligero dolor de la intrusión.

"Prometeme que siempre serás mío y que no permitirás que nada ni nadie te aleje de mí."

El hombre bestia no pudo más que sonreír con dulzura y acariciar su rostro. No se alejaría nunca de él. Aquel ruego era un sí a su amor y un sí a la vida.

"Te lo prometo."

Aquella promesa desató el movimiento. La unión de aquellos dos hombres trascendía mucho más allá de lo meramente sexual, era el sello de una promesa. Por mucho que alguna vez se alejaran, siempre volverían a los brazos del otro, porque al final del camino, fueran a un lugar o a otro y pasara lo que pasara siempre se estarían esperando.

FIN

lunes, 16 de marzo de 2009

Algo que contar xD

Esto lleva muuuuuucho tiempo parado (sorry a la gente que me lee y esas cosas pero tengo excusa, lo juro >.<) y como aun no he terminado ningún "proyecto literario" a publicar, pues ahora toca hablar un poco de mí, que hacía bastante ya...

Por donde podría empezar... Bueno, por donde primero me dé, total, es mi blog xD. Ya no estudio, como algun@s sabréis. Razón: lo llaman "administración de sistemas" cuando debería llamarse "redes, programación en msdos, programación en linux y los lenguajes que des en la asignatura de programación." Creo que debieron dejarlo con ese nombre para acortar, sino, no lo pillo. Si al principio me gustaba bastante y tal, pero es que la cosa se fue liando, lo que sumado a algunos problemas de insomnio que he tenido debido a puros nervios al ver que se me hacía cuesta arriba, no ayudaban para nada en absoluto. Vista la situación y que en la primera evaluación sólo aprobé una asignatura (encima programación, manda huevos xD) hice algo que, aunque en el futuro resulte ser una de las mayores estupideces de mi vida, ahora la veo como una de las decisiones más valientes que he tomado jamás: dejar el grado superior y conseguir un curro, enfrentamiento con mi madre incluído. Lo llegué a pasar realmente mal cuando había tomado la decisión pero no había dado el paso, imaginando cuales serían las consecuencias, cada una más apocalíptica que la anterior, llegando a estar realmente nerviosa por nada.

Cuando le comuniqué a mi madre mis intenciones al acudir a una entrevista de trabajo, sáltandome clases en el proceso, lo más agradable que salió de su boca es que era una ilusa si pensaba que me iban a coger para el puesto. Por suerte para mí, se equivocó. Ya llevo un mes más o menos allí entre formación y curro. No es mal curro, pero está muy mal preparado. La formación pecó de tener un formador recien salido del horno, el cual no hacía más que leer las diapositivas y liarse a la hora de usar los programas. A ver cuanto tiempo termino trabajando allí. Esperemos que el mayor posible.

Pero de lo que yo realmente quería hablar es de la juerga que nos corrimos el día 14 de este mes, usease, este sábado pasado. Hacía bastante que no lo hacía y la verdad es que me sentó bien, lástima que Gray estuviera por los madriles, menuda se perdio xD. La tarde empezó tranquilita. Quedo en TajMajal con Adri y con Lancer (ambos llegaron tarde, aunque Adri llegó primero y falló estrepitosamente en su intento de asustarme xD) y de allí, después de que lancer se pillará una caja metálica de cartas de YuGiOh, nos vamos a FreakLand. Allí, mientras Lancer miraba las cartas, Adri y yo nos dedicamos a sacar lo mejor de nosotros mismos a golpe de conchas de diferentes colores, plátanos, bombas, empujones,... Si, ese tipo de cosas que salen en el Mario Kart con las que te deshaces del resto de corredores. La cosa estuvo igualadilla, aunque se notaba que Adri tiene mucha más costumbre que yo de correr en espejo, pero nunca está demás jugar de una manera diferente. Cuando eran cerca de las ocho de la tarde, levantamos campamento para llegar al momento más dulce de la tarde: Los batidos de Ferrara.

Ferrara es una heladería de Zaragoza que, además de hacer unos helados cojonudos, también sirven batidos y el sábado fue su primer día de la temporada. Desde luego mala caja no harían, porque hacía calorcillo y una buena cola. Batido de tiramisú para mí, de queso con arándanos para Lancer y de dulce de leche con chocolate para Adri. Todos de medio litro. Nos apoltronamos en el primer banco que encontramos a disfrutar de aquellas delicias y cuando nos los terminamos, nos dirigimos a un lugar en el que sucedieron un par de cosas memorables: Los recreativos de la Gran Vía.

Aparte de perder miserablemente al King Of Fighters 98 contra la máquina y elegir la pistola equivocada para jugar al Point Blank 2, las risas llegaron con la partida de billar. Sí, una partida de billar entre tres. Quien meta más bolas gana, pero la negra en último lugar. Siempre sucede algo genial cuando juegas al billar: metes la bola más imposible de tu vida, fallas la bola más fácil del mundo, en luar de romper sólo juntas la bola blanca con las demás y siempre hay alguien que saca la bola blanca de la mesa. Nosotros también lo hicimos, pero con estilo. El primero fue Lancer, que además de sacar la bola con la fuerza suficiente para que ésta diera un par de botes en el suelo, terminó encestada en la papelera. Todos los que estábamos en los recreativos rompimos a reír y a aplaudir, incluyendo otros chicos (creo recordar que unos "co´s") que estaban jugando en la mesa de al lado. En la siguiente partida yo hice una parecida. Saqué la bola de la mesa, rodó un poco por el borde y luego volvió a entrar. Lo más increíble-ble que he llegado a hacer en mi vida en una partida de billar.

Tras eso y estar un rato en la Plaza San Francisco jugando al "Meteos" de la DS contra Lancer mientras Adri jugaba al Suikoden (y por mucho que digáis, yo no estaba apalizando a Lancer a lo nazi, ya sabéis que eso sólo lo hago en el Tetris. En el Meteos sólo me dedico a sobrevivir :P) nos dirigimos a mi casa a ver un documental supergenial sobre katanas. A mi madre le faltó tiempo para ofrecernos algo de beber y traernos unos besitos (bizcocho, crema suave de naranja y bizcocho, todo ello bañado en chocolate). Que rica que es ^0^. Justo terminamos el documental y nos dirigimos al London para cenar con Pipe y Silvia.

La cena fue tranquila y pronto encontramos mesa y cuando salimos de allí, al fin estábamos todos reunidos: Wargo, Ghani, Pipe, Silvia, Adri, Lancer y yo, aunque Silvia se fue al salir del London porque por la mañana tenía que llevar a sus padres al pueblo.

La primera parada de la juerga la hicimos en el Hamburguesas, bar en el que pillamos unos litros de "pelotas" y Pipe se pilló un litrillo de dracula. Ya provistos de alcohol suficiente para un ratico, fuimos a apalancarnos a la puerta de nuestro bar preferido: El ozono. Allí nos encontramos con también con P-chan (Nachete), Gendo y otros colegas. Las risas fueron grandes, las conversaciones entretenidas, los abrazos y las gayoladas abundantes XDDDDD. Creo que estoy influenciando positivamente en mis colegas masculinos y eso me gusta. Al final del post pondré algunas pruebas fehacientes de ello xD. Terminados el dracula y los pelotas, entramos en el ozono a seguir bebiendo (calimocho en litros y el cubata de tequila con kiwi que se pilló Ghani, aunque siempre me acaba pasando lo mismo con el tequila xD) y haciendo el moñas e incluso logré que convencer a Wargo para que me haga un dibujo yaoi y además de Gurren-Lagann (y no veas las ganas que tengo de que esté en mis manos xD). Muchos abrazos mucho amor, muchas risas y mucho de todo bueno xD. Cuando nos echaron del bar (encendieron las luces y quitaron la música) nos quedamos un rato de charreta en la puerta y al final me acompañaron a casa (quedaba de camino a todas, más o menos xD). Me lo pasé genial, quiero repetirlo pronto, con aún más gente de Zaragoza, con gente de fuera, con diferentes bebidas alcohólicas (tengo que preguntar como se llamaba la cosa esa que creo que llevaba piña),.... Vamos, que quiero más farra xD.

Y para que la gente no se me escandalice al entrar al blog, dejo dire de mi flickr con la mayor parte de las fotos del evento xD

Foticos XD

martes, 24 de febrero de 2009

Una lista ^^

Pero no una lista cualquiera, sino la lista de algunos de mis Bishis (Bishonen = Chico guapo) de manganime y videojuegos. Sin orden por preferencia, pero sí conforme voy encontrando fotos suyas y demás. Comencemos:

Kamina-sama:




Chuleta, atrevido, un perfecto líder, amigo de sus amigos y un luchador con garra. Me fascinan sus ojos y su caracter.


Viral:



La contrapartida de Kamina, sólo que con peor caracter. Se hace querer por ser finalmente tan másmolante.


Sebastian:



Atento, diligente, responsable, respetuoso, más poderoso de lo que nadie se imagina y con una sonrisa de cabroncete que quita el hipo. ¿Quien no querría hacer un trato con él? ;)


Hiruma:



Y con demonios sigue la cosa. Estratega del infierno, demonio, hijo de satán,... Son algunos de los calificativos que sus enemigos le ponen a este rubiales cabroncete, inteligente, bien dotado (se entiende para el deporte xD), con más armas en el bolsillo que Doraemon inventos y con una red e información que deja en bragas a la CIA, el KGB y demas organizaciones juntas. Ojalá impartiera clases de puntería.


Shin:



El hombre de hielo cuyas neuronas sólo funcionan por el fútbol americano. Es el perfecto caballero de brillante armadura salvo por el hecho de que le falta galantería. Eso sí, a mi no me importaría enseñarle lo que es eso :P


Iori Yagami:



El luchador entre los luchadores, el terror pelirrojo de llamas púrpuras (me niego a pensar que el mariposón de Ash Crimson se las quitara). Va a su bola, tiene las cosas claras, es poderoso, tiene una banda de rock, le gustan los gatos, tiene una moto, le gusta la noche y hace lo que se proponga (salvo matar a Kyo Kusanagi, que parece que se me van a hacer amigos y todo xD). También su voz es un punto importante que le da mucha vida al personaje. Lo adoro, simple y llanamente.


Ryo Saeba:



Pervertido, mujeriego a más no poder, sólo trabaja para chicas guapas,... Vamos, un desastre salvo cuando se pone serio y hace las cosas como está mandado. Gran tirador, fuerte, intrepido e incluso tiene su lado tierno y todo (sólo hay que ver el capítulo en el que Kaori pierde la memoria y antes de irse le deja en el jarrón del hospital claveles rojos y blancos como despedida T.T). Un hombre de estos que sólo es sincero cuando lo pillas solo y tranquilo. Aver si algun día consigo una réplica de su arma: un revolver Colt Python 357 Magnum.


Y he dejado el que más juego o algo así para el final, pero ni mucho menos el peor:


Kamus de Acuario (Lo sé, también se escribe con C, pero pienso que con K mola más):



Que puedo decir de él ... Me encanta.Le tengo muchísimo cariño al haber crecido viendo la serie una y otra vez. Me encanta su armadura (sobretodo la sapuri), me encanta su diseño, su comportamiento, su seiyuu, su doblador aquí en España,... Es un compendio de muchas cosas que me gustan. Estoy segura de que sería el perfecto caballero francés. Alguna vez que otra he llorado como una madalena al verlo morir, pero es lo que tienen estás cosas del fangirlismo. Además, hay gente que llora con películas, así que tampoco debería verlo tan raro.


Y con esto y un bizcocho, hasta que termine otro capi de fanfic o uno nuevo o me de por hacer otra lista (es que sino no me da tiempo).


P.D.:Dedicado a Joram, por drogarme con mucho Kamus por las noches XD.

lunes, 9 de febrero de 2009

Al rescate de mi príncipe - Capítulo 13

Ya hacía unas pocas horas que Sena y los demás habían salido del castillo de Deimon. Estaban justo frente a la entrada del Bosque Negro. Todos miraron hacia los lados para detectar alguna posible señal de peligro. Nada a la izquierda. Nada a la derecha. Nada detrás. Nada delante suyo salvo la entrada al Bosque Negro. Con Sena a la cabeza, fueron adentrandose poco a poco en la espesura del Bosque Negro. Todo parecía tranquilo, demasiado tranquilo, pensó Sakuraba. Su percepción visual y sus rápidos reflejos eran dos buenas bazas, tanto en el fútbol americano como en el ejército. Sus escrutaban cada centímetro de terreno.

"¡Detente todo el mundo!"

Todos se detuvieron ante la advertencia del rubio caballero de Oujo y lo miraron espectante. Sus camaradas confiaban plenamente en sus agudos sentidos y los de Deimon tenían muy en cuenta que toda precaución era poca. Sakuraba desmontó del caballo, cogió una piedra que había cerca y la tiró contra el suelo unos pocos metros delante suyo. Gran parte del suelo se derrumbó. Fue una gran suerte el poder contar con los agudos sentidos de Sakuraba.

"Al menos nos han dejado claro que nos están esperando. Aunque vayamos más despacio, será mejor que bajemos de los caballos para poder estar más atentos al suelo y a lo que nos rodea."

Aquellas palabras pronunciadas por Juumonji no hacían más que dar el pistoletazo de salida a la alerta de combate del grupo. Ya tenían claro que aquello no iba a ser nada fácil pero ¿una trampa en el suelo y con un montón de cuchillas abajo del todo nada más empezar? Estaba claro que no les darían un respiro. Caminaron muy atentos a su alrededor y lograron sortear otras tres trampas. Cuando estuvieron cansados, acamparon e hicieron una pequeña fogata. Su enemigo ya sabía que habían llegado, así que daría lo mismo que consiguieran localizarles. Con la fogata al menos podrían ver a sus enemigos y conseguir calentarse.

Sena se sentó junto al fuego y lo miró durante un buen rato. Estaba algo inquieto, como si aquello fuera un mal sueño del que esperaba despertar pronto, pero aquello apenas había comenzado y ya no había vuelta atrás. Debía mantenerse fiel a su decisión de no rendirse. Debía demostrar que era digno de la confianza que se había depositado en él, que también podía defender a alguien querido.

"¡Aha-ha! Por mucho que lo intentéis no llegaréis más lejos."

La voz resonó por todo el bosque. Despedía bravuconería y seguridad, aunque fuera ese tipo de seguridad que sólo concede la ignorancia. Los caballeros se quedaron quietos, especialmente alerta en aquello instantes. Si el enemigo les hacía participes de su presencia tan pronto, era seguro que las trampas más adelante del camino serían mucho más mortales. Takami lanzó un par de piedras delante del grupo por si hubiera una trampa que pudiera haber escapado a sus atentos ojos. Incluso Sena lanzó alguna que otra piedra, una de ellas a las ramas de uno de los árboles cercanos.

"¡CLONK!"

Impacto. Una figura cae de cabeza al suelo acompañada por un montón de ramas, quedando atrapado en una red y colgado de las ramas de un árbol cercano. El cazador cazado. En el proceso las miradas iban de la presa al príncipe, quien también miraba la escena con cierta sorpresa. Era algo pronto para capturar a un enemigo, aunque no hay mal que por bien no venga.

"Felicidades por la primera pesca del día, Sena."

Juumonji parecía divertido con la situación, desenvainando en el recorrido hasta la red y cortandola con un solo movimiento de su espada, dejando que quien estuviera dentro, cayera de bruces al suelo. Era un joven rubio y con perilla, más o menos de la misma edad que Takami. Ropas de bandido, cuerpo atlético y un buen chichón entre ceja y ceja. Aquella piedra dió justo en el blanco. No hacía más que balbucear semiinconsciente.

"Oh... my... sister..."



P.D.: Sorry por tardar tantísimo en actualizar, pero entre unas cosas y otras no había tiempo o no había inspiración. A partir de ahora intentaré ser más constante. Prometido ^^.

jueves, 15 de enero de 2009

NO al parasitismo

Te imaginas que cada vez que entres en un edificio le tengas que pagar al arquitecto?.
¿O que cada vez que pases un puente tengas que pagar a la familia del ingeniero que lo calculó?.
¿O cada vez que montes en avión al aeronáutico que lo diseño?
Y que me cuentas del médico que salva la vida a un enfermo. ¿Le tendría que pagar el afortunado sanado un euro al día por cada nuevo sol que ve salir al doctor por haberle curado?


Todos hacemos nuestro trabajo y no pretendemos
que el del mes pasado nos lo paguen todos los meses hasta la muerte, pero nuestros artistas parece ser que son especiales...



La SGAE , y compañeros (entre ellos Ramoncín, Ana Belén, Fernando
Arbex...), van a hacer rentable convertirse en creador de
canciones en España, y a los datos nos remitimos. El nuevo canon que se nos prepara es abusivo e injusto, y aquí van unos ejemplos:

1 ordenador con 160gb de disco duro (22 EUR de canon)
1 regrabadora de dvd's de ordenador (16,67 EUR de canon)
1 impresora multifunción (10 EUR de canon)
1 cámara de fotos con memoria para 200 fotos (9 EUR de canon)
1 reproductor de dvd de salón (6,61 EUR de canon)
1 Equipo de música de salón (0,60 EUR canon)
1 línea adsl 1 MB (35 EUR canon anuales)
200 cd's vírgenes para grabar diversos datos (50 EUR de canon)
100 dvd's vírgenes para grabar diversos datos (140 EUR de canon)

En definitiva, que cualquier familia española con un ordenador pagará unos 303 EUR de canon al año. Antes no se sabía que era lo del canon, pero ahora nos vamos a enterar de sobra.
Señores esto no es para paliar los datos de la piratería. Que expliquen qué van a hacer con este dinero.

Lo más increíble es que pagarás oigas música o no. Si una empresa compra 10 ordenadores para un departamento comercial, Ramoncín hace caja aunque no hayas oído en tu vida una nota de su casposo producto denominado por algunos música. Lo mismo le pasará al hospital comarcal, al colegio de turno o al ayuntamiento de tu pueblo.

¿Se trata acaso de mantener su incompetencia artística de forma vitalicia, mientras no son capaces ni de hacer un directo en condiciones, con canciones que llevan más de 20 años interpretando (las mismas)? Mientras hacen play back en la tele en especiales pagados por la televisión pública (como Miguel Bose) desplazando a los nuevos creadores, con más talento y ganas de trabajar.

Si este dinero fuese dirigido a la creación de escuelas, museos, o cualquier otro destino realmente a favor del mantenimiento y promoción del arte, se podría comprender. Pero no, el dinero que recauden es para los inscritos en la lista de los guays, y el reparto se hará por nº de ventas. Es decir, de nuevo ganará mas el que más venda, esto es, el que más tenga.

Firma si no quieres pagar esta burrada. La ley está debatiéndose en el congreso y pronto vera la luz si no hacemos nada al respecto.

TU FIRMA SI ES IMPORTANTE
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