jueves, 4 de agosto de 2011

Unos pensamientos del 4 de agosto

Hoy, 4 de agosto, es la primera vez que me he puesto a ver el DVD de Memorias de una Geisha. Hasta ahora, lo único que había hecho era ver los extras de los discos, pero no me había puesto a ver otra vez la película y la verdad es que no sé por qué. El libro me encantó y la película está muy bien llevada al cine. Más que una adaptación, parece como si el libro fuera el libreto y hubieran aprovechado lo mejor de él para llevarlo a la pantalla como se merece.

La primera vez que la vi fue en el cine. Desde que saqué el libro del plástico en el que venía envuelto, escuchando a mi padre decirme “No deberías leerlo todavía. Eres muy joven como para que ese libro te diga algo.”, pero concediéndome su permiso con una condescendiente sonrisa. Lo abrí y me sentí fascinada una vez más por aquello que desconocía de Japón, ese país que ya me tenía enamorada, aunque fuera por razones muy diferentes.

Página por página, se descubre la transformación de un humilde y vulgar pato, despreciado por pequeño y común a ojos de quienes le rodean, en el más hermoso de los cisnes. Pero esta transformación no se da de la noche a la mañana ni de forma automática. En el camino, duele el cuerpo por los castigos y deberes a los que hacer frente, la cabeza por aprender lo necesario a tiempo y utilizarlo con brillantez desde el primer momento; y duele el corazón por todo aquello que se deja atrás, lo que debe ser apartado y lo que debe ser soportado para ser el cisne más hermoso y brillante de un gran lago, en medio de un jardín de ensueño, en el que la crueldad viene envuelta en palabras de seda y lo sueños son más escurridizos que el viento. Una lucha entre personas por conseguir aquello a lo que aspiran, sin importar a algunas personas a quien se lleven por delante en su camino.

Salí satisfecha del cine aquel día, con algunas lágrimas todavía en los ojos por el feliz desenlace. No tan concreto como el del libro, pero es el perfecto equivalente cinematográfico. Un espectador no espera lo mismo de una película que lo que puede esperar un lector de un libro. Aunque hubo alguien que dijo que era un final típico, rompiendo el encanto del momento que yo estaba viviendo, al poco tiempo se me olvidaron sus palabras y rara vez recuerdo aquel momento.

Hoy al volver a verla, lo he hecho con la misma ilusión, la misma expectación y emoción. Incluso se me han escapado algunas lágrimas en los mismos momentos que la primera vez, pero el sabor que me ha dejado tiene matices distintos. A día de hoy, puedo entender mejor la sensación de desear algo de todo corazón y no poder tenerlo, aunque finalmente llegue. El camino a nuestros sueños a veces es más largo, intrincado y difícil de lo que pueda parecer y no todos los corazones están dispuestos a soportarlos. Yo misma estoy sumida en esa espera con más frecuencia de la que desearía, pero si la soporto es porque tengo la certeza de lo que me espera al final de estas esperas merece la pena y el ver esta película me lo ha recordado y me ha ayudado a reafirmarme en esta creencia, casi filosofía. La realidad supera a la ficción porque es lo que vivimos día a día, pero también podríamos decir que la necesitamos para darnos cuenta de ello, y que los cuentos de hadas y las grandes historias no son otra cosa más que historias cotidianas que en su momento envolvieron a mucha gente y fueron conocidas por otras tantas más.

domingo, 31 de julio de 2011

Verano (Ojo al dato, que este es un egopost xD)



No, este no, yo me refiero a la estación y no al adorable bichillo xD. Hecha la broma, sigamos :P.

Este está siendo el verano más tranquilo que he tenido mucho tiempo... Pero mucho mucho. He aprobado todo, por lo que no tengo nada pendiente para septiembre (que sensación más nueva xD). Entre pitos, flautas y la visita de mi chico (un besazo, cielo mío), tampoco he buscado curro. Respecto a proyectos e ideas que tenía para pasar el tiempo en vacaciones... Creo que los llevaré a cabo con mucha calma a lo largo del tiempo no vacacional. Es que estos días no me apetece tener un plan para cuando estoy en casa. Siento como si me encasillara y no me siento agusto, así que simplemente hago lo que me apetece en el momento, como jugar a la PSP (magos "navaja suiza" del Disgaea 2, voy a por vosotros xD), ver series y anime, llamar a la gente para ver qué hacemos,...

Mañana me voy a Peñíscola, un tranquilo y pequeño pueblo costero. 15 días más o menos en los que iré a la playa por la mañana, cosa random por la tarde y convivir con mi familia en un apartamento chiquitillo en la urbanización Font Nova. No digo que me vaya a aburrir por narices... Además de llevarme el protatil con los entretenimientos varios que ello conlleva, tengo que aprenderme un guión y unas canciones para septiembre, siempre es agradable dar un paseo por Peñíscola con la familia y algún vecino colega o lo que se nos ocurra.

Cuando vuelva, unos días de calma en casa y marcharé rumbo a Canarias. Mi primer viaje en avión y además sola, para mñas inri. Sé que no es para tanto y que de la estación de Sans hay cercanías directo al aeropuerto, pero esto de las primeras veces es complicado, aunque sea solamente para hacer una tortilla. Además, como compré el vuelo por internet, me imprimiré las documentaciones varias que me hicieron mandarles dos veces por mail por si las moscas, que nunca se sabe con estas cosas. Menos mal que iré con tiempo suficiente.

A la vuelta, ya os contaré qué tal. Hasta entonces, buenas noches ^^

lunes, 7 de febrero de 2011

La revolución francesa - Kouya x Tamaki (Host Club One shot)

"El instituto Ouran se caracteriza por dos cosas: Dinero y familias de renombre. Los chicos guapos de familias prósperas tienen mucho tiempo libre y ganas de compartirlo con hermosas señoritas que disponen igualmente de tiempo libre, dando vida a sus fantasías románticas. Este club existe para hacer felices a las princesas que acuden a este lugar. El Ouran Host Club."

Aquella tarde de primavera, el host club se había convertido en Stonehenge. Con druidas sacerdotes incluídos.

"Aunque la Diosa madre me castigue hoy al ponerse el Sol, podré soportarlo con el recuerdo de tu belleza. Soy como un cazador, cazado por el brillo de tus ojos."

Gritos de admiración y tímidos suspiros extasiados por la hermosura de la escena protagonizada por el Rey del host club. Era una reacción muy típica de las clientes frente a las actuaciones de Tamaki, pero había algo en todo aquello que molestaba a Kyouya. Sí, el "Rey en la sombra" se sentía molesto con las atenciones de Tamaki hacia las clientas. ¿Desde hace cuanto? A saber... De momento, intentaba disimularlo lo más posible hasta que tuviera las ideas claras.

"Kyouya-sempai, ¿te encuentras bien?"

Haruhi le dejó una taza de té junto al portatil con el que trabajaba. Aunque ya había saldado su deuda, seguía en el club por puro placer. Era bueno tener a alguien con dos dedos de frente entre tantos locos. Además, la sonrisa de la joven era como un bálsamo milagroso. Mostraba confianza y cariño, como la sonrisa de una hermana mayor en la que puedes confíar y hablar de lo que sea. En resumidas cuentas, una amiga.

"No te preocupes Haruhi, es sólo que estoy algo cansado. Nada más."

El chico de gafas se limitó a sonreír mientras respondía con cortesía. Era una verdad a medias, pero tampoco una mentira, al fin y al cabo. Estaba cansado de aquel dolor que le oprimía el pecho cada vez que su rey dirigía su atención a las "pincesas" que los visitaban. Cansado de reprimirlo y de no poder hacerlo estallar para librarse de él. La muchacha le miró unos instantes, algo intrigada, pero finalmente una mirada y una sonrisa comprensivas afloraron en su rostro.

"Si en algún momento quieres hablar, estaré ahí, pero tampoco creo que debas preocuparte por su majestad."

La perpleja expresión de Kyouya fue contestada por un pícaro guiño por parte de la muchacha, que se llevó un dedo ante los labios, haciendo una señal de silencio. El muchacho dejó escapar un aliviado suspiro. Haruhi era un ser especial en muchos sentidos y sabía que podía contar con ella y su confianza, aunque no podía evitar preguntarse porque había dicho que no tenía de qué preocuparse... ¿Sabría ella si había alguien ya en el corazón de Tamaki o simplemente lo consideraba lo bastante idiota como para enamorarse? Aunque siendo ella, mientras sonriera, sabía que no había nada por lo que inquietarse.

Cabeza hueca, iluso, alocado, idiota, bobo, despistado, exagerado,... Los rasgos más destacables del Rey del Host Club no eran algo que celebrar, aunque combinados con su simpatía, calidez, sentido de la justicia y alegría, daban lugar a una persona querida por todos, arrolladora y que brillaba con muchísima intensidad. Y es precisamente ese brillo lo que había cautivado al "Rey en la sombra". Al principio, aquella fascinación era fruto de la curiosidad y la recomendación de su padre de hacerse amigo suyo, luego interés por aprovechar sus "talentos naturales" y actitud principesca con las damas para el club y ahora, tan acostumbrado a su brillo, lo codiciaba secretamente para sí, temeroso de que alguien se lo pudiera arrebatar. Empezó a odiar a toda clienta que se acercara a Tamaki, al propio rubio al regalarles tantas atenciones aun siendo una mera actuación y también se odiaba a sí mismo por no poder controlarse tan bien como quisiera. Estaba enamorado del mayor idiota del mundo, no sabía cómo decírselo por miedo a perderlo y no sabía cuánto tiempo más aguantaría sin soltarlo o sin alejarse de él para intentar olvidarlo.

Con la llegada de los exámenes las actividades del Host Club eran más relajadas y estaban dedicadas a ayudar con sus asignaturas a quien más lo necesitara, siendo atendidos por un host u otro según la asignatura. Los gemelos Hitachiin resolverían dudas de todo lo que tuviera que ver con Arte y Diseño. Honey-senpai y Mori-senpai se encargarían de prepararles para las pruebas físicas. Haruhi resolvería sus dudas de Lengua y Literatura. Kyouya ayudaría con Matemáticas y Tamaki con Historia. Serviría como apoyo y repaso para todos, haciendo más sencillo el estudiar en casa.

Cuando sólo quedaba una semana, cerraron el club para dedicarse a fondo a estudiar. De hecho, el estudiar a fondo fue una de las razones por las que Haruhi se negó en redondo a hacer sesiones de estudio en su casa.

"Con todos vosotros pululando a mi alrededor no voy a poder concentrarme, así que olvidaros de eso."

Tras muchos ruegos y lágrimas de cocodrilo fallidos, los chicos terminaron cediendo y organizándose a su manera. Honey y Mori por un lado, los gemelos por otro y, finalmente, Kyouya y Tamaki. Más por insistencia de este último que por gusto del primero, pues sabía que la cabezonería del rubio era superior a su paciencia, por lo que aceptó estudiar con él todas las tardes después de clase en su casa antes que tener que escucharlo lloriquear.

Las tardes transcurrían tranquilas. Todo lo tranquilas que podían ser al lado de alguien como Tamaki, quien enseguida se iba por las ramas, aunque a la hora de la verdad demostrara que tenía más cabeza para los estudios de lo que en un principio le parecería a cualquiera. El último fin de semana antes de los exámenes, se dedicaron a hacer un repaso general de todas las asignaturas, dejando Historia para el final. Curiosamente se examinarían sobre la Revolución Francesa.

"... Y el pueblo francés se levantó en armas para derrocar a los monarcas, defendiendo aquello que creían verdadero: ¡La libertad, la fraternidad y la igualdad! Y además ¡waaaaaa!"

Con la emoción del repaso, el rubio se había subido al kotatsu, acompañando cada palabra de sus siempre exagerados y teatrales gestos, tropezando con una mandarina y cayendo sobre Kyouya con inesperadas consecuencias... No sólo había terminado encima suyo, sino que además, sus labios estaban pegados. Ambos se quedaron helados, hieráticos por un instante, hasta que fue el rubio el que se movió.

"¡Yo... Kyouya... fue un accidente... en serio... NO ME MATEEEEEES!"

El TERROR se iba dibujando en el rostro del rubio al ver que a cada paso hacia atrás que daba, su compañero daba otro para alcanzarle, hasta que lo tuvo arrinconado contra una pared. Suerte que estaban solos en su casa de campo o alguien habría venido al escuchar el escándalo. Por otro lado, en el rostro del Rey en la Sombra, se empezó a dibujar una sonrisa bastante peligrosa. Aquel beso había sido la gota que colmaba el vaso. No aguantaba más. Su particular Revolución Francesa había estallado.

"Un accidente... ¿Te das cuenta de que tus tonterías pueden afectar a los demás de maneras que ni te imaginas? No te preocupes, no voy a matarte... Es más, creo que voy a hacer yo también una tontería, a ver qué te parece."

Aquello había dejado al rubio sin habla y un tanto espectante, aunque para nada se esperaba lo que realmente iba a suceder... Ni corto ni perezoso, el moreno se pegó aún más a él, apoyó sus manos en la pared para asegurarse de que su presa no escaparía, acercó su rostro al de él lentamente y terminó cerrando distancias con un beso en sus labios. Un beso largo, en el que ninguno de los dos se movió más allá de lo estrictamente necesario, que tenía un sabor nuevo con un regusto dulce y que no fue rechazado. Al separarse, Kyouya lucía una sonrisa triunfal, mientras que la expresión de su Rey era una mezcla entre sonrojo, confusión, sorpresa y docilidad. No parecía asustado ni complacido, sino como si su mente estuviera viajando a través de otra dimensión. El más joven de la familia Ootori estaba satisfecho. Sino se había producido rechazo, el triunfo no se le iba a escapar.

Los exámenes pasaron y el club volvió a sus actividades habituales. Todos parecían estar como siempre, aunque había alguien que sonreía más de lo acostumbrado.

"Veo que has solucionado las cosas con Tamaki, enhorabuena."

Haruhi se daba cuenta de esas cosas con una facilidad pasmosa cuando se trataba de sus amigos (aunque no era tan aguda cuando esas cosas le sucedían a ella) y se alegraba de verdad porque las cosas fueran tomando un nuevo y tranquilo cauce otra vez. Pero eso de tranquilo era un decir... Tamaki estaba realmente patoso, como si estuviera nervioso por algo, sonrojandose cuando posaba su mirada sobre cierta persona.

"No creo que ese idiota se haya dado cuenta de lo que realmente pretendo de él, pero me ocuparé de que lo entienda y reaccione como espero."

Los planes del Rey en la Sombra NUNCA fallaban. Y esta, no sería la ocasión en que sucedería lo contrario.

FIN


P.D.: Este fic se lo dedico a Duenda, que hace eones que me lo pidió y, aunque he tardado muchísimo, al final he cumplido mi palabra. Que lo disfrutes, pequeña ^^

P.D.: Los personajes pertenecen a su autora y yo sólo los he tomado prestados. (Por si se pasara por aquí alguien de la $gae, que nunca se sabe xD)